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¿Hay una guerra contra Apple?

Apple es la empresa tecnológica más relevante del mundo en el contexto retail, de eso no hay duda. Sus ordenadores, móviles, tablets y otros aparatos son los que tienen la imagen de marca más acusadamente popular en occidente y eso, a veces, trae consecuencias. Sobre todo cuando eres una empresa con principios, cosa poco habitual no obstante. Uno de esos principios, el de la libertad y la privacidad, está siendo ahora mismo la picota de la empresa.

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Aunque tanto el FBI como la NSA, amén de otros gobiernos como el chino o el ruso, siempre han tenido a Apple en el punto de mira por su contumaz insistencia en producir productos seguros, los recientes acontecimientos de San Bernardino (California) han lanzado a la empresa a la arena pública porque uno de los asesinos era poseedor de un iPhone. El FBI ha llevado a Apple a los tribunales por dicha cuestión ya que la empresa se niega a hacer nada al respecto. Pero no porque no quieran colaborar con la justicia, sino porque, literalmente, no pueden: el software está hecho de tal manera que no es posible romperlo, ni siquiera por ellos. Muchos les critican indicando que es mentira, que ellos pueden, pero… ¿Y si es cierto (que es probable)? McAfee ha prometido comerse unos zapatos en directo si no lo logra en dos semanas… Suerte, campeón…

Esto ya de por si para cualquier empresa es un follón de narices, pero si a esto le añadimos que se le está exigiendo que introduzca puertas traseras (algo que por el momento y de forma pública, empresas como Microsoft y Google han negado y apoyan, aunque débilmente, a Apple en su pelea con el gobierno; Bill Gates cree que se debe ceder ante un caso particular aunque teme que se introduzcan puertas traseras en todos los móviles, y Zuckerberg directamente «simpatiza», pero cree que la lucha contra el terrorismo es prioritaria) y que en California puede darse la extraña y paradójica cuestión de que se exija a todos los móviles que se vendan que lleven esa puerta trasera (siendo ese estado fundamental para las ventas de Apple), la cosa está más tiesa todavía de lo que podamos pensar. En otros casos también han habido iPhones implicados pero nunca se había llegado tan lejos, tal vez porque no interesaba. Actualmente, la situación es francamente complicada para los de Cupertino (el Departamento de Justicia ha reclamado de nuevo la presencia de Cook en los juzgados), y se están moviendo en un hilo muy fino, todos vigilantes para ver cual es su siguiente paso. De momento, Apple es inamovible: no realizará agujeros de seguridad en su software (algo que si hiciera sería fácil de detectar por los hackers, y el escándalo sería mayúsculo), ni modificará el software para que sea más fácil de desencriptar. En realidad, la legislación americana y la constitución les dan la razón, al menos en teoría (se supone que la encriptación y la seguridad en Internet era uno de los principales puntos electorales de la administración Obama)… Ya sabemos que las leyes no son justas per se, y se pueden cambiar a voluntad del legislador. Pero mientras eso pasa, ¿qué está pasando realmente en USA?

Noam Chomsky identificó 5 filtros psicológicos de propaganda en USA en el que uno de ellos era (en aquella época) el anti-comunismo. Ahora que ya no existe ninguna amenaza comunista, el filtro es el anti-terrorismo. Debemos entender que en USA la mentalidad pública es muy importante, pero también fácil de manipular. Esta iniciativa de acoso y derribo ya la han sufrido Microsoft y Google por otros motivos y con otras consecuencias (y no sólo en USA), pero en el caso de Apple es mucho más oscuro. Con Microsoft, el caso era de anti-monopolio, del que no salieron muy bien parados, más múltiples problemas en otras regiones como la Unión Europea. Google también ha tenido serios altercados legales de los que ha ido saliendo como bien ha podido con mejores resultados que Microsoft. Pero Apple no tiene ningún problema de monopolio ni de abuso de información: precisamente el ataque se produce por todo lo contrario. Mientras que las otras dos compañías fueron atacadas con un proceso de acoso y derribo brutal por cargos negativos, Apple está siendo atacada por cargos positivos, es decir, por acciones de las que ellos mismos ni siquiera son responsables. Y la cuestión es que sus acciones están orientadas al beneficios del usuario, y al sistema legal eso ya le está fastidiando. La campaña propagandística está llegando incluso a especímenes como Donald Trump, el cual, que no se sabe si por algún tipo de problema sensorial o qué, ha acusado a Apple de ser antipatriotas (una de las cosas más peligrosas que le puedes llamar a un estadounidense) y de que el mismo los demandará si no ponen remedio… Poseyendo el mismo un iPhone. Ante el escarnio de acusar a Apple siendo beneficiario él mismo de sus ventajas, salió al paso diciendo que hasta que se arreglara el tema se convertiría en usuario de Samsung… De donde no hay no se puede sacar.

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Tim Cook está afrontando un reto grande, posiblemente más grande que los que afrontó Jobs, pero está haciendo lo que cree que debe hacer, que, siendo realistas, sería lo mismito que hubiera hecho Jobs. Apple siempre ha destacado por no ser una simple empresa multinacional más, tanto en su filosofía de empresa como en su estructura y funcionamiento, y en su forma de producir y vender sus productos. De eso no cabe duda. Para ellos, esto es una cuestión de principios, no de oportunidad. La guerra aún puede durar mucho, y en este caso, creo que los usuarios de la marca debemos estar con ellos. No sólo creo que tienen razón, sino que cualquiera que valore su libertad, individualidad y seguridad, debería estar de acuerdo con ellos. Por suerte, no es una pequeña empresa de una ciudad cualquiera de EEUU. Es la empresa tecnológica más importante del mundo. Y eso puede ser una esperanza. La EFF ya les ha dado su apoyo. Ahora, hasta los fans de Linux y Android van a tener que apoyarles en este duro enfrentamiento.

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