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Crowdfunding: luces y sombras

En los últimos años, las plataformas de crowdfunding (financiación colectiva de proyectos) se han convertido en una fuente de recursos para sacar adelante proyectos que, de otra forma, no pasarían de la fase inicial de concepto. Kickstarter, Indiegogo o Verkami (esta última más centrada en el mercado hispanoamericano), por citar algunas, son el punto de referencia para muchos emprendedores que tienen una buena idea pero carecen del dinero necesario para llevarla a cabo.

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Basta con presentar el proyecto (por supuesto, de la forma más atractiva posible), un plan de ejecución y calcular el dinero necesario para que, si pasa la aprobación del servicio a través del cual lo queremos financiar, esté disponible para que los potenciales clientes interesados ayuden con su dinero a llevarlo a buen puerto.

El boom de estos servicios ha venido de la mano de proyectos realmente interesantes. Son famosos los casos del reloj Pebble (el que en la actualidad es, probablemente, el mejor smartwatch del mercado) o del termómetro Thermodo, dos de los proyectos con mayor éxito. Pebble obtuvo 100 veces más del dinero presupuestado inicialmente. Thermodo, casi 10 más. Todo un acierto. Por supuesto, también hay muchos proyectos que superan por poco su objetivo de financiación y otros (un elevado porcentaje) que no llegan al mínimo necesario. En este caso, los usuarios que se han comprometido a la financiación no pierden nada.

Morir de éxito

Sin embargo, este éxito se puede transformar en algo más que un dolor de cabeza para los responsables de muchos proyectos. Un alto porcentaje termina con retrasos sobre la fecha prevista de entrega a los usuarios (ahora ya, clientes). La mayoría de ellos argumenta que las previsiones iniciales se hacen teniendo en cuenta unos volúmenes de fabricación y que, si éstas se superan ampliamente, los cálculos iniciales no son válidos. Es probable que esto sea así en algunos casos, pero lo cierto es que algunos estudios demuestran que el 75% de los proyectos sufre retrasos.

El Pebble se retrasó más de 6 meses, casi lo mismo que el termómetro Thermodo (tendría que haber llegado en agosto de 2013 y lo hizo en enero de 2014). Puede que los responsables de estos proyectos tengan razón, que no es lo mismo fabricar 10.000 que 100.000 unidades de un dispositivo. El dimensionamiento de las líneas de producción no es el mismo, ni los procesos de calidad o distribución, por ejemplo. También es verdad que muchas veces la implementación de una idea choca de frente con la realidad que supone esta fabricación, sobre todo cuando entran en juego suministradores asiáticos con los que estos emprendedores no están acostumbrados a negociar (no hemos visto ni un solo proyecto que no se haya quejado de retrasos por el parón que genera el Año Nuevo chino).

JUICIES+, el último en sumarse a la lista

Sin embargo, estas experiencias no sirven como lección para otros proyectos. Ni siquiera para empresas que ya han participado en anteriores campañas de financiación. El último ejemplo lo tenemos en JUICIES+, un cable con conector Lightning con conectores en aluminio anodizado y cuerpo recubierto de tela para darle una mayor flexibilidad. Con un objetivo inicial de financiación de 40.000 dólares, los responsables del proyecto consiguieron superar los 275.000 $.

La fecha prevista de entrega era enero de 2014. Pues bien, estamos ya en abril y, por ahora, no sabemos cuándo llegarán los cables a los clientes. De hecho, los responsables del proyecto enviaron la semana pasada un correo electrónico informando de un nuevo retraso en la fabricación, en este caso motivado por la incapacidad del proveedor de producir el volumen solicitado de cables con la calidad necesaria. Esto obliga a cambiar de fabricante, lo que, obviamente, alargará todavía más el tiempo de espera.

Cuando la comunicación no es suficiente

Al menos hay que agradecer que estos problemas hayan servido para mejorar la comunicación entre responsables y clientes. Se ha convertido casi en una norma el envío periódico de correos electrónicos a las personas que han participado en la financiación informando sobre el avance del proyecto y, por desgracia, de los habituales retrasos. Unas comunicaciones que llegan a tal nivel de detalle que los clientes se acaban convirtiendo en casi expertos en el proceso de fabricación (desde la ingeniería de procesos, a la adaptación de las líneas de producción, fase de pruebas, logística, etc.). Interesante si quieres saber las diferencias entre la fabricación de un Pebble en color negro o en rojo (uno de los modelos con más retrasos) o las pruebas de resistencia del aluminio del Thermodo, pero frustrante si lo que quieres es poder disfrutar del dispositivo por el que ya has pagado.

Canary, el próximo candidato

De los últimos proyectos que más éxito han obtenido en la fase de financiación, Canary (un sistema de vigilancia compatible con dispositivos iOS] es el próximo en llegar a su fecha de entrega, prevista para mayo de 2014. Financiado a través de la plataforma Indiegogo, el objetivo inicial de 100.000 $ se convirtió en casi 2 millones de dólares al final de esa fase.

Los responsables de Canary aseguraban en la web del proyecto que se marcaban mayo como fecha en la que se empezarán a enviar las primeras unidades, aunque esperaban que estuviese disponible antes. Sin embargo, aseguraban que eran conscientes de los problemas de otros proyectos y que, por eso, no querían ser demasiado optimistas en las fechas.

En poco tiempo saldremos de dudas. Todavía están a tiempo de cumplir las previsiones, aunque todo apunta a que podríamos encontrarnos ante un nuevo caso de ese 75% de proyectos que falla en sus cálculos.

¿Y en España?

En nuestro país, lamentablemente, no tenemos tan asimilado el concepto de autofinanciación colectiva. Probablemente también influyan las pegas que muchos emprendedores se encuentran a la hora de establecer una empresa. Una situación que puede ser todavía peor si sale adelante el proyecto de ley del Gobierno para endurecer las condiciones de financiación de este tipo de iniciativas. La propuesta que hay encima de la mesa es limitar la financiación de usuario por proyecto a 3.000 euros y a un máximo anual de 6.000 por plataforma.

No sabemos cuál será la situación actual de este sistema de financiación en otros países de Latinoamérica, pero es evidente que, por desgracia, lo que en un principio parecía una buena idea para materializar proyectos, se está encontrando con más pegas de las deseadas.

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4 COMENTARIOS

  1. […] Se podría decir que sólo tiene un lado bueno, pero la verdad es que también tiene su peligro; En iPaderos os contamos las luces y sombras de este servicio de financiación colectiva en la red, y qué productos, como los cables USB JUICIES+ que ilustran este artículo, están teniendo […]

  2. […] El proyecto ha alcanzado los 266.000 dólares, superando ampliamente los 100.000 $ solicitados inicialmente, lo que, salvo problemas de última hora, asegura que saldrá adelante. Eso sí, habrá que estar atentos al cumplimiento de los plazos de entrega (las primeras 10.000 unidades tendrían que empezar a distribuirse a partir del 1 de agosto), uno de los puntos débiles de este tipo de proyectos con financiación colectiva. […]

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