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Apple se equivoca al denunciar a Samsung. Los juicios no son su negocio [Opinión]

Hace unas semanas analizábamos en esta página la extraña y curiosa relación de amor y odio que mantienen Apple, Samsung y Google. En particular, en relación al último juicio entre Apple y Samsung, nos hacíamos las siguientes preguntas:

¿Merece la pena arriesgar la imagen de tu marca por esas cantidades? ¿De verdad es imposible que empresas que comercian miles de millones entre sí alcancen un acuerdo para evitar esta pública ignominia?

Desde entonces el juicio ha terminado y ya sabemos el resultado. Aunque ambas compañías han sido formalmente condenadas por violación de las patentes del adversario, la gran perdedora ha sido Samsung que deberá pagar a su rival 124 millones de dólares (hoy le han caído 4 millones más de los que se dijeron inicialmente), frente a unos insignificantes 160.000 dólares que tendrá que pagar Apple.

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Ahora vendrán recursos y alegaciones que dilatarán el proceso durante meses o años. De hecho, el último macrojuicio similar que enfrentó a ambas compañías fue en 2012 y Samsung aún no ha pagado los cerca de 900 millones de dólares que le condenaron a pagar. Y llegados a este punto nos ronda una pregunta por la cabeza. ¿De verdad les merece la pena, especialmente a Apple?

Veamos primero el aspecto económico. Un juicio de este tipo ha costado en el pasado a Apple unos 60 millones de dólares, entre los que se incluyen partidas tan esperpénticas como 100.000$ en una sala segura o 1,5 millones en fotocopias (que ya son fotocopias…). Esto quiere decir que Apple recibirá poco más de 60 millones limpios. Es decir, lo que factura en algo más de 3 horas, o la mitad del beneficio que gana en un día cualquiera. Desde luego, desde el punto de vista económico no tiene ningún sentido. Se puede argumentar que en el juicio anterior las cifras eran 10 veces superiores, pero eso nos lleva al siguiente punto: la imagen de marca.

Apple Samsung 480

En este juicio, y también en los anteriores, han salido a la luz múltiples aspectos confidenciales de ambas compañías. Y no sólo hablamos de prototipos secretos y proyectos sin ejecutar. También se han conocido mails embarazosos, comentarios fuera de tono de altos ejecutivos, perspectivas que no coincidían con el discurso oficial del momento… Información que ha hecho mucho daño a la imagen de ambas empresas. Pero para Apple un daño a su imagen de marca es mucho más grave que para Samsung. Es como si a un superhéroe le quitan su traje y, por un momento, somos conscientes de que es un humano más, con sus debilidades y miedos.

Y es que Apple es una de las pocas compañías que ha conseguido trascender por encima de sus propios productos y vender emociones. Coca Cola no vende refrescos, vende felicidad. Y Danone no vende yogures, sino salud. Apple aspira a algo parecido y ha conseguido asociar una halo de exclusividad (Think different) a sus productos, pese a que en varios segmentos es el que más unidades vende del mundo (curiosa paradoja…). Y estos juicios atacan su línea de flotación, haciéndola parecer una empresa vulgar más, con todas las envidias, rencillas y defectos de cualquier otra.

Steve Jobs era uno de los más geniales ejecutivos de todos los tiempos, pero entre sus defectos estaba el profundo odio que tenía por aquellos que copiaban sus ideas. Es legendario su odio por Bill Gates, a quien acusaba de haberle robado los conceptos para crear Windows. Y en alguna ocasión dijo que gastaría hasta el último centavo de Apple en destruir a Android, por ser una copia de iOS. Es probable que estas batallas legales contra Samsung sean por tanto herencia de este carácter del anterior CEO de Apple.

Pero para bien y para mal, Jobs falleció. Y ahora es responsabilidad de Tim Cook enderezar ese rumbo de batallas legales que sólo sirven para distraer a la empresa de sus objetivos y que dañan la imagen de Apple en todo el mundo. Una de las frases que más me gusta de Jobs decía que se sentía tan orgulloso por los proyectos que había ejecutado como por los muchísimos otros a los que había decidido renunciar. La clave del éxito es la concentración en tus objetivos. Y Samsung no está, ni debería estar entre ellos.

Así que si algún empleado de Apple está leyendo estas líneas, decidle a vuestro jefe: «Tim, olvídate de Samsung. No merece la pena. Dediquémonos al iWatch, los pagos electrónicos o lo que tú digas. Pero los juicios no son nuestro negocio».

¿Tú que opinas? ¿Crees que Apple acierta al defender sus intereses en pleitos o crees que sale más caro el collar que el perro? Déjanos tu opinión en los comentarios abajo o bien en nuestra página de Facebook.

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3 COMENTARIOS

  1. Sinceramente, lo veo algo bastante bien, y es que tampoco la empresa se sale de su rumbo, sino que los abogados, y toda la parte judicial de Apple se encarga de, justamente, resolver problemas judiciales. No es que todos los trabajadores, o al menos la mayoría, participan en estos conflictos. Al contrario, los trabajos de estas personas corren en paralelo a los juicios.

    Ademas, mejor que existan las patentes, a nadie le gustaria una persona igual a la otra.

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