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No sólo Apple XX: La inevitable era Post-PC (I) – Mobile vs. Ordenador

Apple ha tenido una influencia decisiva en la industria, pero aquí recordamos a los que han colaborado de forma decisiva al mundo tecnológico en el que vivimos fuera del «jardín vallado». Esta sección aparecerá a las 9:41 am, hora del pacífico, como nuestra sección «One More Jobs» (pulsa aquí para saber por qué).

Es un tema recurrente en la prensa tecnológica desde hace unos años (y uno de mis favoritos), pero cada día se hace más evidente. Es obvio, para cualquiera que siga el desarrollo del entorno digital, que en los últimos diez años las cosas están cambiando mucho. Hemos hablado mucho de ello en iPaderos, y se seguirá hablando, pero lo que ahora cabe cuestionarse, dado que estamos en ese impasse en que no se sabe muy bien por donde irá todo el asunto, es en qué desembocará todo esto y cuales van a ser las consecuencias. Nos gusten o no.

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Ahora mismo hay tres actores principales en este teatro de marionetas: Apple, Microsoft y Google. Otros secundarios como Samsung o Huawei pugnan por escalar posiciones, pero los tres primeros tienen algo que los segundos no, y es que han sido los que han creado mercados. Los demás “sólo” los han desarrollado o ampliado. Así que si me permiten, voy a centrarme en estos tres actores porque básicamente son los que definen el desarrollo de los acontecimientos con sus productos, acciones y filosofías. Y precisamente son estos tres puntos los que permiten entender porqué nos encontramos en la tan cacareada “era Post-PC”.

Apple es el inicio más obvio de todos. Estando en un blog dedicado a uno de sus productos, el iPad, podríamos decir que no somos imparciales, pero esto no tiene nada que ver con la imparcialidad. Precisamente es el iPad el que, le vaya mejor o peor, definió con su salida ese mundo Post-PC. Algunos pueden argüir que el iPhone fue quien realmente comenzó el periplo, pero aunque estoy parcialmente de acuerdo, creo que no fue el aparato sino la filosofía de producto que había detrás lo que realmente encendió la mecha y que el iPad apuntaló totalmente. Para eso tenemos que entender otra cosa antes que creo que es fundamental, y que cualquiera que haya convivido con usuarios de perfil medio-bajo de informática entiende bien: el usuario estándar de PC tiene MIEDO del ordenador. Esto es un hecho palpable. He sido profesor de informática básica y lo he visto en los ojos de mis alumnos. Podríamos decir que es fruto de la idiosincrasia cultural española, pero no. Todos tenemos familia y amigos que tienen auténtico repelús al ordenador personal. Y aquí me gustaría acotar más: al “PC”. En general, mucho usuarios de PC, necesitados de usar ordenador pero hastiados del mismo, se pasaron a Mac, y ahí se quedaron. Está constatado que en esta época actual, la única marca que vende más todos los años es Apple, y aunque con un porcentaje de mercado irrisorio en comparación con el PC, sigue vendiendo mientras la competencia sigue con pérdidas trimestrales continuas. Pero volviendo al tema, la imagen con la que nos quedamos es que lo usuarios llevaban ya años aborreciendo el ordenador con Windows. No meto en esta ecuación a Linux porque para su desgracia, no han conseguido ponerse de acuerdo en un estándar válido para todo el mundo.

Cuando apareció el iPhone, está tendencia desalentadora ya estaba en marcha, sólo que no podía manifestarse de ninguna manera, al menos abiertamente. Sabemos que Apple no inventó nada: teléfonos con pantalla táctil y servicios avanzados como los actuales ya había (yo mismo en 2006 estaba programando teléfonos HTC con Windows Mobile), pero todavía estaban en bragas y como es costumbre en Microsoft, todo estaba deslavazado y era demasiado complejo de usar. El público no estaba interesado. Y por aquella época, ya todo lo que sonaba a Windows era malvado por definición. Como ya explicamos en otro artículo, Microsoft ha ido consiguiendo depauperar Windows hasta el punto en que realmente ya ni siquiera en estos momentos consigue que la gente en general se lo instale, pero como veremos luego, debido a la caída de ventas de PC en general, para ellos es mucho peor de lo que podía imaginar. Cuando apareció el iPhone, el mercado estaba virgen a pesar de que teóricamente había competencia, con lo que el efecto fue inmediato: simplicidad de uso, funcionamiento suave y sin fisuras, últimas tecnologías incorporadas, Internet… La primera versión fue un éxito, como sabemos, pero cuando un año más tarde, en 2008, apareció la App Store y la posibilidad de instalar aplicaciones, ya fue la locura: miles y miles de aplicaciones nuevas al mes y miles de instalaciones diarias daban a entender que era algo que la gente estaba esperando. Precisamente. Porque una de las cosas que el usuario de tecnología estaba buscando ya entonces era una forma de hacer las mismas cosas que hacía en el PC (básicamente, chatear, ver vídeos, jugar y redes sociales) no ya donde quisiera o como quisiera, sino sobre todo, FUERA DEL PC.

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Microsoft no lo vio venir. Durante años se había ido labrando un mercado monopolizado en el que mandaban ellos y sólo ellos: eran los grandes del PC offline. Windows 95 fue la puntilla y a pesar de ser un sistema claramente inferior a otros en el mercado, su capacidad de arrastrar a los distribuidores y a los entusiastas les catapultó a la cima más absoluta. Cuando por fin consiguieran soltar la manita de MS-DOS con Windows XP, la marca Windows estaba plenamente consolidada en un mercado PC en el que eran los reyes absolutos. Pero ya. He sido usuario de Windows desde la 3.0, hace ya cerca de 25 años. He pasado por prácticamente todas sus versiones, idas y venidas. Me lo conozco “como si lo hubiera parido”. Y una cosa de la que me di cuenta sólo cuando empecé a usar Mac es que Windows no es más que una casa vacía que tienes que empezar a llenar con cosas para llegar a algo que puedas llamar “hogar”. Cuando instalas unas Windows te encuentras en un sitio inhóspito en el que, literalmente, aparte de conectarte a Internet no puedes hacer nada más (y no te vas a quedar pillado con los juegos, que se acaban rápido). A la contra, cuando llegas a un Mac, te encuentras ya con una buena cantidad de aplicaciones instaladas, diccionarios, correctores, utilidades de gestión personal, etc. En Windows tienes que comenzar a bajarte medio Internet para empezar a hacer el ordenador un poco útil. En Mac te conectas a la App Store y le dices que se baje todas las apps que tenías instaladas. Eso, para un usuario no técnico es agua bendita. La cuestión es que sobre todo por precio, el PC ha sido preferido pero no porque fuera mejor o más usable, si no más barato, y eso fue creando un malestar en la gente que fue generando un resquemor continuo que terminó degenerando en que, en cuanto el público general vio la oportunidad de dar el salto a otra plataforma, lo hiciera sin dudar. Y con la Iglesia hemos topado. Porque como en el PC, en el móvil y la tablet pasó tres cuartos de lo mismo: iPhone y iPad son caros para los estándares españoles y de otros muchos países, así que había que inventar la alternativa barata. A falta de pan, buenas son tortas.

Google se percató del movimiento anti-PC y vio que muchos de lo usuarios pagarían por el iPhone aunque fuera caro, porque era la única alternativa que había al PC, aunque desde luego otros muchos se quedarían descolgados de los nuevos avances. Y pensaron con mucha razón que había que sacar al mercado un teléfono inteligente barato al alcance de todo el mundo. Y así, deprisa y corriendo, presentaron Android. Porque ellos no tienen capacidad operativa para fabricar millones de terminales en masa, ni quieren, con lo que se sacaron de la manga el plan de dominación mundial más endiablado que hayamos visto en décadas: convencer a otros para que te hagan el trabajo mientras tu consigues pingues beneficios vendiendo algo gratis. ¿Cómo se consigue semejante hazaña? Publicando tu sistema operativo gratis y open source, lo que desató a las hordas de fans del software libre y también, que era lo deseado, a cientos de fabricantes que veían que podían implementar un teléfono inteligente sin más coste que el de fabricación. Obviamente algunos se lanzaron a realizar sus adaptaciones (aunque la mayoría, todo sea dicho de paso, dejan el sistema casi intacto con algunos añadidos en el mejor de los casos) y mostrar sus sistemas incluso como si fueran desarrollos propios (Xiaomi es un claro ejemplo). Pero no importa, ya que le verdadero objetivo de los señores de Google era vender publicidad, así que cuanto más se extendiera “la palabra”, más anuncios mostrarían y más ingresarían. Y lo han logrado. Ahora mismo incluso mucha gente quiere usar sus móviles y tablets como mini-PCs, para escándalo de los pro-PC. Y probablemente por ahí vayan los tiros de la siguiente evolución del concepto. ¿Vuelta atrás? No lo creo. El PC se quedará en las oficinas y en casa de los gamers y el resto del mundo usará los gadgets como herramienta cotidiana. Todos contentos.

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Como conclusión, lo que se destila de todo este enrejado que sólo he resumido mucho en estas líneas es que por mucho que algunos se sigan resistiendo a la realidad de los hechos, vivimos en un mundo en el que el ordenador personal está reduciendo su uso al entorno laboral y de entretenimiento de perfil alto (videojuegos de mucho rendimiento para usuarios especializados). Es muy poco probable, por no decir que prácticamente imposible, que volvamos a la situación anterior. El móvil sobre todo y la tablet de forma secundaria (aunque se está peleando porque no sea así, tanto por parte de Apple como de Microsoft) han tomado el relevo definitivo y los siguientes pasos en esta evolución técnica pasarán probablemente por una mayor miniaturización de componentes y abstracción de servicios, convirtiendo nuestros pequeños aparatos prácticamente en potentes máquinas de procesar información. A donde lo conectemos después ya será otro problema a resolver, pero lo que sí sabemos es que la era del PC como tecnología dominante y rey del cotarro ya ha terminado. En la siguiente entrega hablaremos de como los móviles no son los únicos aparatos que representan la era Post-PC, y en una última entrega, veremos como la “Nube” ha supuesto un cambio de paradigma completo con los servicios de la Red y su influencia en los aparatos que usamos.

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