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Sacrificando corderos

Puede que para la mayoría de usuarios, los recientes cambios de criterio de Apple en lo que se refiere a la aprobación de determinadas funcionalidades en aplicaciones compatibles con iOS 8 no dejen de ser una información demasiado técnica que, en realidad, no nos afecta en el uso diario que hacemos de nuestros dispositivos. Esta apreciación cambia, seguramente, si hemos pagado por una app con unas características y, pasados unos días, vemos cómo Apple obliga al desarrollador a eliminarla. Es decir, hemos pagado por algo que ya no vamos a poder utilizar.

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Podemos pensar entonces que el mayor problema lo tienen los desarrolladores, que dieron la bienvenida a las nuevas características de iOS 8 (widgets, extensiones), crearon o actualizaron sus aplicaciones para aprovechar estas novedades, vieron cómo Apple las aprobaba (y, en algunos casos, incluso las destacaba en sus listados) y, posteriormente, obligaba a modificar su comportamiento.

Tanto desarrolladores como medios especializados llevamos semanas esperando una aclaración por parte de la compañía. Por supuesto, no nos la debe (quizás a los desarrolladores sí), pero para estos últimos sí que es importante saber a qué atenerse. Qué pueden hacer y qué no en sus aplicaciones. Hay muchos meses de trabajo detrás de estas actualizaciones y, además, no es cuestión de vender un producto a los clientes para que luego pierda parte de su razón de ser con la eliminación de algunas características.

Launcher, PCalc, Neato, Drafts, Transmit,… La lista no es interminable, pero sí que empieza a tener bastantes nombres. Al margen de la mayor o menor utilidad de algunos de estos widgets, lo que resulta extraño es que Apple primero apruebe una aplicación y luego la rechace. A veces da la sensación de falta de comunicación interna en el proceso de aprobación o que hay diferentes criterios en los equipos de la compañía.

Pero la realidad parece ser más grave. La semana pasada, el desarrollador de Launcher publicaba un artículo en su blog explicando el proceso por el que ha pasado desde que empezó a desarrollar la aplicación en julio de este año hasta que tuvo que retirarla de la App Store. Lo más interesante son las conversaciones mantenidas con integrantes del equipo de aprobación de la App Store.

Después de conseguir que su aplicación llegase a la tienda de aplicaciones, solo estuvo disponible 9 días. En ese tiempo, muchos usuarios se interesaron por la app. Lo curioso del tema es que, aunque él se vio obligado a retirar su aplicación, otras con funcionalidades similares se mantuvieron en la App Store. El desarrollador preguntó por qué la suya no cumplía la normativa de Apple y otras sí, pero desde la compañía se negaron a comentar la situación de aplicaciones de otros desarrolladores.

Una de las principales quejas de este desarrollador es la ausencia de unas directrices claras, que permitan a los desarrolladores saber antes de meterse en el proceso de creación de una aplicación si ésta incluye alguna funcionalidad conflictiva. Cuando el desarrollador de Launcher preguntó a un representante de Apple por qué no publicaban una normativa más exhaustiva sobre el uso de widgets, la respuesta fue que prefieren que la normativa sea ambigua porque así favorecen las ideas innovadoras de los desarrolladores y, además, permite a Apple cierta flexibilidad si en el futuro cambian de opinión. Por supuesto, esto puede suponer que un desarrollador dedique tiempo a una funcionalidad que luego va a ser rechazada. Ante eso, la recomendación de la compañía es no trabajar en algo que puede no pasar el proceso de aprobación.

Pero lo peor vino después. El desarrollador insistió en preguntar por qué habían rechazado Launcher y mantenido otras app similares. Según Apple, la aplicación fue pionera en un territorio inexplorado y que su retirada suponía un aviso para el resto de desarrolladores. Una medida efectiva, puesto que el número de aplicaciones con este tipo de funcionalidades se ha reducido considerablemente. Es decir, fue algo intencionado, que buscaba presencia en medios tecnológicos y las quejas de unos pocos desarrolladores. Tal y como señala el responsable de Launcher, se sintió como el chivo expiatorio, el cordero que hay que sacrificar por el bien de la comunidad.

Desde luego, no parece una actitud defendible. Por supuesto, Apple es la propietaria de la App Store. Ella marca las normas. Si quieres aprovechar todas las ventajas que ofrece, tienes que seguir mis normas. Hasta ahí, bien. El problema es cuando estas normas no están claras. Y, peor todavía, cuando no se aclaran porque no interesa.

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