Gracias al desarrollador Guilherme Rambo se ha podido confirmar que Apple reduce la velocidad de sus CPUs y GPUs (chip gráfico) cuando el iPhone tiene una batería que ha perdido capacidad debido a la degradación natural que sufre tras un determinado número de cargas y descargas, que suele llegar sobre los dos años y medio o tres años, en función de la suerte que tenga uno con la batería que le ha tocado o con los métodos de carga utilizados durante todo ese tiempo.
Como vemos en el código que Rambo ha encontrado en iOS 10.2.1, un proceso llamado powerd que antes no existía se encarga de comprobar ciertos parámetros, como la capacidad de la batería o la temperatura del dispositivo, de manera que si nota una subida repentina de la misma, también puede reducir la velocidad del procesador central para evitar daños mayores.
Este proceso ha llegado cuando aparecieron varios casos de iPhone 6S que se apagaban repentinamente, a pesar de tener todavía una batería con carga suficiente. Esto es debido a unas baterías degradadas por el uso que no pueden dar toda la potencia constante en función del consumo del procesador; Si éste se incrementa, la exigencia con la batería es mayor y es puede causar caídas de rendimiento que den como resultado una orden de iOS de apagar el sistema. Con el proceso powerd, la velocidad del procesador disminuye y por lo tanto también su consumo, evitando así cargas que la batería no pueda asumir. El usuario puede así llegar al final del día con carga suficiente para utilizar el iPhone a pesar de tener una batería defectuosa.
En el iPad es probablemente un problema mucho menor porque es un dispositivo más grande, que puede disipar mejor el calor, y con una batería tan grande la degradación de la misma, con el uso, se nota mucho menos. Esta degradación de la batería pasa con todo tipo de dispositivos, desde coches eléctricos a tabletas como el iPad, o cualquier ordenador portátil.
