Utilizar cargadores no autorizados es peligroso. Es importante que lo tengamos claro y no intentemos poner paños calientes en esto. Un cargador falsificado es peor técnicamente (carga más lento y puede dañar el iPad o iPhone) pero, sobre todo, es inseguro. No son pocos los casos de personas heridas graves por la explosión de transformadores o baterías no oficiales. Muchos usuarios de iOS cargamos nuestros dispositivos de noche, mientras dormimos. Si uno de estos cargadores sale ardiendo de noche puede producir un incendio y llevarse por delante a una familia entera antes de que les dé tiempo a escapar. Así que dejemos de debatir sobre si el precio de los cargadores oficiales es o no alto (en mi opinión lo es). En este accesorio en concreto no vale la pena jugársela.
Una vez que aclaremos esto, lo siguiente es saber si los cargadores que usamos son o no oficiales. Porque hay falsificaciones que están muy conseguidas y que a primera vista (e incluso a segunda), son iguales a los que vende Apple. Como vimos recientemente hay múltiples diferencias en el interior pero no nos vamos a poner a desmontar un cargador… ¿Cómo saber entonces si nuestro cargador es una falsificación?
Pues para ello hay que buscar la placa de especificaciones del cargador y buscar la archiconocida marca de Apple que dice: «Designed by Apple in California» (en español: «Diseñado por Apple en California»). Muchos cargadores falsificados no incluyen esta frase o, si lo hacen, la ponen levemente modificada. Como podéis ver en la siguiente imagen en algunos modelos (EEUU y Canadá) pone Designd en vez de Designed. En otros (Europa) pone Applg en lugar de Apple. Pequeñas diferencias pero que bastan a estos fabricantes sin escrúpulos para introducir sus mercancías en muchos países.
Repasa los cargadores que utilizas para comprobar si son seguros y sustituye los que no lo sean. Y recuerda que no merece la pena comprar cargadores no oficiales por muy baratos que sean. Una cosa es que una funda de eBay de las chinas resulte ser mala y otra muy distinta que un cargador salga ardiendo. Lo primero es sólo una mala compra. Lo segundo puede costarle la vida a alguien.