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No sólo Apple LIII: El vídeo mató a la estrella de la TV

Youtube es la plataforma de vídeo más importante de la Red. Nacido en el 2005, un año tardó Google en ver su potencial por 1.650 millones de dólares, y desde entonces se ha convertido en una de las redes sociales más importantes de la Web 2.0 (a pesar de todos los boicoteos desde Google+). ¿Es Youtube la que terminará, definitivamente, con la TV?

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Nos dicen desde Engadget que ya se ven más de 1.000 millones de horas diarias en Youtube. Es evidente el tirón que tiene: se puede ver casi cualquier cosa en este sistema de vídeo. Desde vídeos caseros, películas, series, clips musicales, entrevistas, programas de televisión, animación, clases de matemáticas, partidas de videojuegos… Prácticamente cualquier cosa está ahí. Y su creciente popularidad da cuenta del hecho de que sobre todo el público joven está convirtiéndolo en (casi) el único sitio donde quiere ver contenidos más allá de lo que se haya podido hacer popular en TV. Hasta mi suegra ya busca vídeos sobre muebles o ropa. Las generaciones anteriores aún tienen que hacerse al hecho de buscar lo que quieren ver (acostumbrados a que simplemente lo emitan y ellos lo consuman), pero poco a poco hasta por ahí están entrando…

Porque esa es la cuestión al final: ¿Será Youtube lo que termine destruyendo la TV? Evidentemente la plataforma tiene dos obstáculos principales para ello: primero, la diferencia generacional, que es una brecha que afecta a la tecnología en general y que se irá reduciendo con el tiempo; y la segunda, también muy obvia, que es la diferencia técnica, ya que necesitar conexión a Internet del tipo que sea es un impedimento, aunque cada vez menor. Pero probablemente la clave no esté en ninguno de estos dos elementos, sino en lo que probablemente es lo más importante de todo: el contenido. Yo llevo usando Youtube para ver un montón de contenidos al menos desde 2009 de forma habitual. Para mi al menos, el elemento más importante de Youtube y lo que ha hecho que sea el único contenido de vídeo que vea aparte de Netflix (siendo estos dos medios obviamente distintos con objetivos claramente diferentes, al menos de momento) es que puedo ver contenido en vídeo de otros medios que no sean los canales oficiales, incluso particulares, cuando yo quiero y como yo quiero. Youtube no deja de ser la implementación más cercana de lo que, como decíamos hace unas semanas, se venía a llamar «TV a la carta»: ver lo que quieres ver cuando quieres y donde quieres, sin límite y con la posibilidad de socializarlo de una manera eficiente.

Las TV convencionales han fallado estrepitosamente en este y otros ámbitos, no queriendo perder el control sobre la emisión del contenido. Tanto en el cable, el satélite o el TDT, no sólo no tenemos control sobre lo que queremos ver, si no que además han ido perdiendo usuarios debido a que inexorablemente, se habían convertido en la atadura de la que los usuarios esperaban escapar cuando contrataban estos caros servicios para huir de la TV aérea (cuya actual sucesora es la TDT, que al final no ha venido a ser otra cosa que un remedo menos malo de lo que había antes, incluso con más inconvenientes en algunos asuntos, como la sintonización de canales). Hace más de 10 años aún podías ver la TV por cable sin publicidad o casi nada en la mayoría de los canales. Hoy no puedes ver un capítulo de «The Big Bang Theory» en TNT sin dos cortes de publicidad. Parece como si realmente quisieran echar al público de sus pantallas. Parece un plan perfecto para la auto-destrucción.

Las «smart TV» han fracasado al intentar hacerse el hueco que los dioses habían asignado para ellas en el entretenimiento casero. Sí, evidentemente se compran muchas TV de Samsung, LG y otras marcas fundamentalmente orientales que permiten usar el televisor como si fuera una especie de ordenador de pantalla grande. Pero tienen el problema de que aunque su contenido se actualiza, sigue pareciendo que estás encerrado en una caja cerrada, que sólo puedes usar lo que te permite el fabricante y poco más. En ese sentido, aparatos como el Apple TV permiten una mayor libertad (siempre dentro del jardín con verjas de Apple), pero que asegura que no sólo puedes ver la tele: puedes jugar, ver contenidos multimedia y otra variedad de posibilidades que sobrepasan al smart TV convencional. Estas apps no suelen tener publicidad o muy poca respecto a la televisión convencional, y eso lo hace mucho más atractivo para el usuario medio. Porque no nos engañemos: es un detalle que para nosotros es muy, muy relevante. Mucho más de lo que los medios creen.

Sí, Youtube tiene publicidad, lo sabemos, incluso a veces muy irritante (Google siempre ha sido muy irritante en este sentido), pero habiendo incluso formas de puentearlo con complementos de navegador e incluso conseguir que algunos canales de tu elección sí puedan emitir publicidad gracias a algunos complementos, la posibilidad de conseguir ver el contenido de una forma flexible casi que compensa esa publicidad (que en la app para iOS al menos es un poco insufrible, sea dicho de paso). Las listas, los comentarios y los nuevos servicios consiguen que el público quiera usarlo más, eso es evidente. Tal vez no pase mucho tiempo en que veamos a Youtube como un monopolio por el que incluso los grandes canales de información tengan que terminar pasando si quieren que alguien les vea. Bueno, probablemente ni siquiera haga falta que pase mucho tiempo…

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