¿Conseguirá Apple que vuelva a usar reloj? [Opinión]

No recuerdo bien cuando dejé de usar reloj. Creo que fue hace unos 15 años cuando me hice con un Nokia 3310 con el que me hice un maestro del Snake II (como os dije ayer, llegué al top-100 español). Para mí tener la hora en el móvil sustituía por completo al reloj. Incluso con el incordio de sacarlo del bolsillo para ver la hora me compensaba, así que abandoné los relojes y mis muñecas lucen despejadas desde entonces.

Por supuesto no soy el único al que le pasó esto. Los móviles obligaron a la industria del reloj a evolucionar: desaparecieron los modelos más prácticos (como los digitales Casio de toda la vida) y se concentraron más en el diseño. Las marcas que triunfan hacen buenos relojes pero, sobre todo, son marcas de moda y joyería: Swatch, Tag Heuer, Rolex… Marcas que, más que relojes, lo que venden es estilo, personalidad, exclusividad… Dar la hora es casi secundario para muchas de ellas. Ahora Apple quiere abanderar una nueva revolución del sector y parece que ha entrado con mucha fuerza: las pre-reservas del Apple Watch se abrieron anoche y todos los modelos se agotaron en 6 horas. Reflexionad sobre lo que significa esta abrumadora demostración de fuerza.

Porque Apple, como muchas otras veces, ha llegado el último a la fiesta. De entre los que llegaron antes, Pebble es el reloj inteligente que más éxito ha tenido hasta la fecha y alcanzó un millón de unidades vendidas en diciembre. Hace poco se cerró otra increíble ronda de financiación en Kickstarter en la que han recaudado 20 millones de dólares, con lo cual han batido su propio récord anterior en crowdfunding. A eso se une una espectacular autonomía de 7-10 días, que deja atrás a todos sus rivales (el Apple Watch tiene que cargarse a diario).

Sin embargo, echo un vistazo al Pebble y no me convence. Y eso que el nuevo Pebble Time ya no parece tan cutre como las versiones anteriores (para lo cual han copiado sin rubor el diseño del Apple Watch). Pero es que esa autonomía tiene un coste muy elevado: una pantalla e-paper de color que sólo tiene 64 colores. Y eso le da un aspecto viejuno inaceptable al equipo que no me gusta ni un pelo. No niego que hay tecnología avanzada en él, pero me da la impresión de tener un mini-Nokia del siglo pasado en la muñeca.

¿Quiero decir con eso que me compraré corriendo un Apple Watch en cuanto llegue a mi país? Pues no. Tampoco me convence del todo. Recordad que yo no uso reloj, y para mí empezar a usarlo significa otro cacharro más del que estar pendiente y cargar a diario. Que quitarme para ducharme (aunque Tim Cook no lo haga yo no me fío). Y encima el más barato cuesta 349$, que no es poca cosa.

Todo esto me lleva a lo que será el factor decisivo para comprar o no el Apple Watch: la utilidad de tener un acceso más inmediato a mi iPhone. Para ello os pondré un ejemplo similar. Desde hace poco estoy usando una fantástica aplicación llamada Pushbullet, que tiene versión para iOS y para Mac. Entre las muchas cosas que hace esta excelente app gratuita es mostrar por pantalla de mi Mac las notificaciones de mi iPhone. Y desde que la uso no entiendo cómo he podido vivir sin ella antes. Yo trabajo muchísimas horas delante del ordenador. Muy habitualmente el iPhone está sobre la mesa, cerquita. Y recibir una notificación significa dejar lo que estoy haciendo, mirar el móvil y volver al trabajo. Si el móvil no está a la vista me obliga a cogerlo y mirarlo. Pero incluso aunque esté al lado y pueda ver su pantalla de un vistazo, supone una distracción que no me gusta y que me rompe el ritmo de trabajo. Desde que uso Pushbullet me sale una sencilla notificación en el Mac que es poco intrusiva. En un vistazo sé si es o no importante y requiere atención. En la mayor parte de los casos no la requiere y ni siquiera he tenido que dejar de escribir. Es como si vas conduciendo en el coche y vas viendo las señales de tráfico. Las ves rápidamente sin apenas desviar la vista y sigues con lo tuyo sin perder atención a la carretera.

Algo parecido es el Apple Watch. Puedes estar dando una charla en público, corriendo o en una comida con amigos, y cuando te llegue una notificación no tienes que mirar el móvil, basta girar la muñeca y ver en un segundo de qué se trata. Sin desviar tu atención, sin perder el hilo de lo que estabas haciendo. Es además un gesto muy natural que no resultará ofensivo en entornos profesionales y sociales diversos. Es aquí donde está, para mí, el verdadero valor del Watch.

Quienes dicen de forma simplista que el Watch no aporta nada sobre el iPhone no están entendiendo la esencia de este producto. El Watch pretende ser una ventana directa con la que nuestro cerebro observa y se comunica con el mundo digital. Es esa inmediatez extraordinaria lo que puede convertir este reloj en algo imprescindible para muchos.

Si a eso le añades un diseño aceptable (tampoco me parece espectacular, pero sí que es más bonito que todos los demás), integración en el ecosistema más potente e integrado del mundo (iOS – OS X) y una plataforma de apps que ya tiene buena pinta antes de nacer, nos encontraremos con que el reloj de Apple arrasará. Se venderá por millones y se convertirá en un objeto de culto para muchísima gente. Pero aún no sé si seré uno de ellos o no. Primero necesito echarle la zarpa a uno y probarlo durante varios días. Porque sospecho que es en el día a día cuando este producto enganchará a la gente, y no en una prueba de unos minutos.

¿Y tú qué opinas? ¿Te comprarás uno o crees que es un trasto más que no merece la pena? Deja tu opinión en los comentarios o en nuestra página de Facebook.