Todos conocemos el percal: el Galaxy Note 7 se ha convertido con toda seguridad en el smartphone más fallido de la historia. Su defecto en la batería lo ha convertido en un aparato «con lepra» que nadie quiere tocar, y tras los últimos acontecimientos, como haber tenido que desalojar un avión de la compañía Southwest Airlines tal que el miércoles, AT&T ha decidido el fin de las ventas del aparato. Otras empresas han decidido aportar otro aparato en vez del phablet de Samsung.
Desde su lanzamiento en agosto todo han sido problemas para Samsung. Ya desde el primer momento comenzaron a registrarse incidentes con la carga de los aparatos hasta el punto que un hombre tuvo que sacar a su familia corriendo del coche porque el aparato había entrado en ignición. Todos los aparatos electrónicos tienen el peligro de tener unidades mal fabricadas y de tener accidentes, pero en este caso se puede decir que millones y millones de Galaxy Note 7 están afectados, y eso no son palabras menores.
Se supone que habían retirado el producto del mercado a principios de septiembre, pero es evidente que seguía vendiéndose… Apple también ha tenido algunos problemas con la carga de las baterías, pero al menos con una justificación: al usar cables baratos de baja calidad, se podían producir problemas en la carga que dieran lugar al accidente, como ya indicamos en su día en iPaderos. Esta nueva crisis viene a sumarse a la que ya indicamos que viene arrastrando desde hace unos cuatro años con pérdidas trimestrales permanentes, debido, al menos en opinión del que suscribe, de una perspectiva totalmente errónea sobre el mercado y sus productos. Este caso del Galaxy Note 7 simplemente pone una losa más que puede ayudar a hundir la división de móviles de la gran compañía coreana.
