Y, como no podía ser menos, después del lanzamiento ayer del iPad mini con pantalla Retina, iFixit ya se ha encargado de abrir y desmontar la nueva versión de la tableta de Apple. Y, al igual que en el caso del iPad Air, la operación no ha sido sencilla.
El iPad mini Retina es difícil de reparar (uno de los aspectos que más valora iFixit puesto que, al fin y al cabo, viven de vender kits de reparación y piezas de repuesto). Tornillos especiales y de tamaño reducido, grandes cantidades de pegamento para fijar determinados componentes (batería, cámaras, cables internos), conector Lightning soldado a la placa base, etc., hacen que, según esta compañía, la nota del iPad mini Retina en este apartado sea de un 2 sobre 10.
El nuevo modelo es ligeramente más grueso que el de primera generación (apenas 0,3mm) puesto que lleva una batería más grande (24,3WH frente a 16,3WH) con la que alimentar la pantalla Retina. El panel, por cierto, lo fabrica LG.
En cuanto al procesador, es el mismo modelo A7 que lleva el iPhone 5S y no el del iPad Air, tal y como hemos podido ver en las pruebas de rendimiento.
