Apple ha tenido una influencia decisiva en la industria, pero aquí recordamos a los que han colaborado de forma decisiva al mundo tecnológico en el que vivimos fuera del «jardín vallado». Esta sección aparecerá a las 9:41 am, hora del pacífico, como nuestra sección «One More Jobs» (pulsa aquí para saber por qué).
Es un símil habitual entre los americanos para indicar que no te das cuenta de algo aunque lo tienes justo delante. Algo así como como nuestro más castizo “que no te enteras”, pero en formato más retorcido, típico anglosajón. ¿A qué viene esto? Bueno, es por el follón que montó Snowden hace un par de años con lo de las filtraciones, las puertas traseras y todo eso, y que involucraba a las grandes compañías tecnológicas. Apple incluida, claro.
Edward Snowden acusó en su momento (no pongo enlaces porque la red está llenito con sólo buscar un poco) a las grandes firmas tecnológicas de colaborar con la NSA y la CIA en el espionaje de los ciudadanos. Que mejor manera que usando los teléfonos que son prácticamente ubicuos en todo el mundo, ¿verdad? El problema es que aunque cualquier persona medio normal con dos dedos de frente se lo podría creer sin necesidad de darle muchas vueltas, hay que ser conscientes de que las cosas no son tan sencillas y, también, que las cosas pueden ser al tiempo mucho más simples de lo que parece. Porque cuando se acusa a una empresa de hacer algo así, hay que tener muy claro lo que estás diciendo. Y aquí, con una probabilidad rayando la total certidumbre, Snowden se dio un buen batacazo, al menos en el caso de Apple.
Ojo, no quiero que esto se interprete como un alegato pro-Apple en un blog pro-Apple. Personalmente siempre me he interesado por los temas del espionaje a nivel ciudadano (es decir, temas como Carnivore y los asuntos relativos al control de las comunicaciones gubernamentales) porque considero que es un asunto de relevancia a muchos niveles para nosotros. Cierto es que de muchas formas diferentes consiguieron colarnos la tecnología de forma acrítica y, por supuesto, eso implica que es fácil (realmente fácil) colarnos no ya sólo espionaje, sino otras cuestiones más abyectas de forma muy sencilla, especialmente en sistemas con poco o nada control sobre lo que ocurre en el teléfono (los virus en Symbian o Android son de sobra conocidos, pero no son más que la punta del iceberg). El problema es que se genera la sensación de inseguridad y debido a otros factores, como el terrorismo internacional, quienes deberían asegurarse de nuestros derechos fundamentales (los gobiernos), se dedican a recortarlos de forma lenta pero segura. En EEUU tienen ya la experiencia del Acta Patriota, pero aquí en España también se hace esto de una forma mucho menos pública (por la puerta de atrás, digamos) con normas nada transparentes que los ciudadanos desconocen completamente. Al menos en EEUU te lo dicen a la cara.
¿Y a qué viene todo esto? Viene por esta noticia que pasó en su momento sumamente desapercibida pero que dice muchas cosas sobre el status quo actual del tema: se propone una ley para California que prohibirá vender teléfonos que sean imposibles de desencriptar (sus comunicaciones y sus contenidos) de forma que, como se indica, ninguna marca podrá vender teléfonos que no puedan tener puertas traseras o formas de poder abrir mensajes encriptados, o alguna manera de acceder a la información, vamos. Eso es un problema para Apple, porque iOS está diseñado de tal manera que es imposible acceder a las informaciones codificadas, así como en iCloud, donde todo menos el correo y los textos de la libreta de notas está encriptado. Esta nueva ley estatal (no nacional) impediría a todos los efectos vender iPhones (al menos, porque no está claro si tampoco se podrían vender iPads o Macs, recordemos que pueden encriptarse los discos y no se pueden desencriptar sin la clave). Vamos, que no podrían vender en su propia casa. Y alguno se seguirá preguntando a qué viene todo esto. Pues viene a que esto demostraría que Apple, en efecto, no tiene puertas traseras, como decía Snowden, y que esta ley es una maniobra política para forzarles a hacer iOS más débil para que esas comunicaciones puedan ser acedadas. Y tras los sucesos de San Bernardino entre otros, este acoso se está incrementando.
En el caso de Android no es problema porque no tiene ninguna medida de seguridad de ese tipo. Windows 8/10 tampoco (de hecho, ya está más que demostrado que es un paraíso para el espionaje: todo el trabajo lo hace ya Cortana). Pero iOS está diseñado para que tanto el contenido almacenado como el transmitido y el remoto esté, en su práctica mayoría, codificado de forma que ni la propia Apple puede acceder a la información. Poniéndonos conspiranoicos, esto es sabido por la CIA y la NSA, las dos mayores organizaciones de espionaje americanas, y por el FBI, que no deja de ser una policía nacional a la americana, y que ya han tenido muchos problemas para poder averiguar cosas de usuarios de Apple. Tanto Jobs como Cook siempre han declarado su firme voluntad de estar al lado de la privacidad y la seguridad en sus sistemas, y es algo que los usuarios de Apple agradecemos profundamente. Pero está claro que vivimos en un mundo en el que algunos valores humanos no sólo no están de moda, sino en franco retroceso. Este es uno de ellos. Este es el elefante en la habitación.
Ahora le toca el turno a Apple, un evidente bastión de la privacidad (evidente porque es obvio que la nueva ley nace específicamente para atacarles, ya que es hoy por hoy la única empresa de tecnología que se niega a eliminar estas medidas de protección de datos de sus sistemas). Yo, que soy bastante mirado para estas cosas, creo que es muy apreciable que Apple es una empresa que mira por sus usuarios, no ya por esto, sino por todo en general: calidad de los sistemas, rendimiento, solución de problemas bastante rápida en relación a la competencia, etc… Y esto de la seguridad es sólo un punto más a tener en cuenta. En realidad, esta nueva ley es estúpida, porque en cualquier otro sistema es sencillo usar aplicaciones protegidas y seguras que no pueden desencriptarse para enviar y recibir datos, con lo que a efectos prácticos, su único alcance es el propio sistema, y de ahí viene lo que digo sobre que es un ataque directo a Apple. En la práctica, es papel mojado porque los terroristas seguirán usando teléfonos de todo tipo (y sinceramente, si uno es terrorista no se compra un iPhone, es muy caro, a no ser que sea para uso personal, en cuyo caso no lo usaría para delinquir, y usaría uno barato que pudiera desechar sin problemas en cualquier momento) para realizar sus maquinaciones, con lo que a efectos prácticos, como decía, esto sólo se está haciendo para tocarle las narices a los de Cupertino. Dos y dos…
En todo caso, veremos qué ocurre con este asunto, pero de tonto no es ni turbio. Es fácil llegar a esta misma conclusión sólo pensándolo un poco. Evidentemente, Apple moverá sus hilos para que no ocurra, no sólo por una cuestión de principios, sino de imagen y mercado (recordemos que no obstante han hecho una pequeña «concesión» no encriptando el núcleo del sistema, lo que en si mismo no importa más allá de las cuestiones de patentes y copyright). Primero, la seguridad es una de las banderas de la empresa y su desaparición (su código es analizado por cientos de hackers en cada versión, y se vería más pronto que tarde que se instalaron puertas traseras) sería un duro varapalo para la imagen de la marca. Pero además, el no poder vender en California sería un serio revés para ellos, ya que es su mercado más directo, aunque bien es cierto que hoy por hoy venden más fuera de EEUU que dentro. Y además, si tiene éxito, se podría viralizar a otros estados y podría ser definitivamente un hachazo en toda la jeta de la que posiblemente no se podrían recuperar. ¿Exagerado? No creo. Cada uno puede pensar lo que quiera, pero sería interesante debatir sobre si realmente este escenario es posible o no.