Si, el chiste es malo, vale, pero es la actualidad y esta manda… La semana pasada Samsung tiraba la toalla con el Note 7, y más allá de que sean la competencia directa de Apple y de lo nefasto que ha sido el producto para la mega empresa coreana, hay que intentar entender algunas cuestiones que han surgido en todo este asunto, que seguro que muchos os habéis planteado pero que tienen una solución complicada. Básicamente se resume en: ¿cómo ha podido pasar algo así?
Porque, en efecto, ha pasado. Ha sucedido un fenómeno (no puede describirse de otra manera) por el cual una empresa asiática colosal, que lleva décadas fabricando toda suerte de productos electrónicos y con una amplia experiencia en el mercado, de repente, tras presentar un producto estrella (el Note ha sido una especie de salvavidas de su división móvil, un buque insignia) en menos de dos meses, tienen que retirarlo completamente del mercado porque… Es la bomba. Literalmente. ¿Cómo puede ocurrir semejante desbarajuste en los tiempos que corren? ¿Es lógico que en 2016 ocurran fenómenos de este tipo?
Apple ha tenido sus “gates” sonados, algunos muy gordos, como el “antena-gate” y otros más recientes menos importantes como el “Bender gate”. Incluso algunos casos aislados de baterías explotando por uso de cables inadecuados. Pero nada tan sumamente grave como esto. Desde luego, no puedes ser una gran empresa sin tus propios “gates”: Microsoft tuvo uno hace muchos años y nadie dijo nada. Y no, no me refiero a Bill (perdón por el chiste ). Windows ha sido durante décadas el producto “Guadiana” de la corporación, con versiones buenas y malas según la teoría de las versiones impares. Google también ha tenido sus asonadas como las Google Glass pero mucho menos importantes que las del resto, hay que reconocerlo. Pero lo de Samsung este año ha sido demasiado, y puede ser, posiblemente, el golpe en el pescuezo que necesitaban.
Ni dos meses. Lo más escandaloso de todo casi no es el problema en sí mismo, que ya es gordo. Para mí al menos, lo más gordo de todo es que no entiendo como es posible que una empresa de esta envergadura pueda sacar al mercado un producto que es obvio que “explota” con sólo tocarlo. ¿No lo han probado? ¿No lo han tenido las pertinentes miles de horas cargando y probando todas las más pequeñas chorraditas para ver si funcionaba correctamente (al menos un año, que es lo habitual en sus productos)? ¿Fueron incapaces de darse cuenta de que tenían entre manos un petardo de cuidado? Estas son preguntas que no podemos responder porque no estamos allí, pero que es muy lícito hacerse, especialmente cuando eres un usuario de la marca y te has dejado unos cuantos cientos de euros en el aparatito.
Pero el problema es importante. Si en un producto insignia como este no son capaces de detectar errores tan de bulto… ¿Qué ocurrirá con el resto? Ahora mismo, la compañía está totalmente en entredicho. Uno ya no sabe si va a poder fiarse de los próximos productos (al menos de telefonía, pero quien sabe si de otros aparatos electrónicos) ante tal dechado de incompetencia. Yo tengo monitores y vídeos Samsung de hace años, y funcionan bien. Pero a partir de ahora vas a mirar los nuevos productos con cierto desdén, con una mueca de “no sé si tirar el dinero en esto”. Lo que a LG por otro lado le vendrá de perlas…
Siento si el tono sarcástico del artículo ofende a alguien, pero es que esto es lo que hay, la realidad manda por encima de nuestros deseos. Ninguna empresa está libre de distribuir un error de relevancia, pero hasta la fecha no había visto un fail tan sumamente importante como este en el sector electrónico. Puedes sacar un mal producto, vender algo roto e incluso justificarlo. Pero te responsabilizas y ya está, no irá a mayores. En este caso la erosión de imagen es demasiado patente. ¿Cuántos años le echáis a la división móvil de Samsung? No por ser agorero diré que pocos, muy pocos…
