En el último evento de Microsoft (que nos hizo reír por una foto) se mostró el espectacular Holo Lens, una visión futurística que la compañía tiene sobre lo que podría ser la realidad virtual en la vida cotidiana.
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La verdad es que es alucinante. Y a todos nos encantaría que los trabajos del futuro se parecieran a lo que nos enseñan en este vídeo. Y, de nuevo, todo esto me vuelve a convencer de lo diferente que es Apple a todas las empresas de su entorno cercano.
Apple apenas cuenta nada del futuro, ni próximo ni lejano. Los 1.800M$ que gastaron en I+D el último trimestre se están invirtiendo en sólo saben ellos qué. Porque Apple guarda celosamente sus desarrollos, cuyos detalles no trascienden hasta que entran en producción. No hay ni una sola persona dentro de Apple que pierda tiempo (ni dinero) en hacer un vídeo tan espectacular como el de Microsoft. En lugar de fantasear con lo increíble que puede ser el mundo mañana, en Apple trabajan para traernos un producto espectacular hoy.
Este tema es crucial y forma parte del ADN de Apple desde que Steve Jobs lo introdujo hace más de 15 años. Concentración, concentración, concentración… Triunfar tanto por lo que hacemos, como por todo aquello que decidimos no hacer. El esfuerzo de investigación debe centrarse en tan solo uno o dos productos. Y nadie perderá un segundo en venderlos, ni se desvelará ningún detalle de los mismos hasta que estén preparados para ser un éxito mundial. Ese enfoque no sólo ayuda a rentabilizar al máximo la inversión en I+D. También ayuda al resto de la compañía a concentrarse en hacer bien su trabajo.
Por el contrario, pensad en Google. Es soñadora, inspiradora y hace suya como nadie la frase de «Apunta a las estrellas y llegarás a la luna». Y aunque algunos de sus proyectos revolucionarán nuestras vidas, muchos otros no llegarán a ninguna parte. Un ejemplo notorio es el de las gafas Google Glass. Un producto revolucionario, que Google desveló mucho antes de que estar terminado y cuyos primeros prototipos ya eran usados por ingenieros y periodistas de San Francisco hace casi dos años. Tras miles de artículos sobre el producto, la realidad se ha impuesto y las Google Glass se han quedado en nada. ¿Tú has visto alguna vez unas?
No quiero decir que no me guste lo que hace Google. Es divertido que nos cuenten en qué están trabajando. Es casi como colarnos en el laboratorio de I+D y meter la nariz en lo que están haciendo.
Pero seamos francos. ¿Qué prefieres tú, un vídeo futurista o la presentación de un producto terminado? ¿Un prototipo exclusivo en Silicon Valley o un producto fantástico que puedes comprar mañana si te gusta? En Google y Microsoft tienen hordas de ingenieros desarrollando cientos de proyectos alucinantes. Y a otros tantos publicistas hablando de ellos a los medios para que todo el mundo sepa lo increíblemente innovadores que son. Todo eso servirá para llenar cientos de blogs con los que alimentar al mundo geek (dentro del que orgullosamente me incluyo). Pero muy poco de todo eso saltará de YouTube y llegará a la calle como un producto de verdad.
En Apple tienen muchos menos proyectos en marcha y su equipo de I+D es más pequeño. Desde que Jobs reorientó a la empresa, sólo han sido capaces de sacar un producto nuevo cada 3-6 años (iMac en 1998, iPod en 2001, iPhone en 2007, iPad en 2010, Watch en 2015). Pensadlo bien: ¡de tres a seis años en hacer un producto!. Eso es una eternidad en el mundo tecnológico actual. Pero esos productos han arrasado.
Ojo, no es que los diseñadores de Apple sean más listos que los de Google. Simplemente dedican todas sus horas y esfuerzo a un único objetivo concreto y real: hacer un único producto lo más perfecto posible. Pulir todos sus detalles con obsesión enfermiza, centrados en una experiencia de usuario óptima.
iPod, iPhone, iPad, Apple Pay… Todos llegaron a mercados que ya existían. Pero cuando Apple llegó, todo cambió. Porque ellos no desvelan nada de sus productos hasta que están ya en producción, preparados para inundar el mundo por millones.
Y es que Apple se caracteriza por llegar el último a la fiesta, con un vestido y un peinado que nadie había imaginado antes posible. Pero cuando entra por la puerta la música se para, las miradas se vuelven hacia ella y a partir de entonces todos bailan al son de lo que Apple dice. ¿Cuál es el precio que debemos pagar por esta filosofía de Apple? Que mientras llega el día de la fiesta, nada sabemos del vestido o el peinado que traerá.
Y en mi opinión es un precio que merece la pena pagar.
Vía: Yoni Heisler, (TUAW).
Excelente reflexión
¡Gracias!
Samsung y otros sacando al mercado mas de dos celulares por año… Prácticamente con innovacion 0