Por fin la semana acaba y, como es habitual, en iPaderos lo hacemos con nuestro Domingo en el sofá, la sección donde podrás encontrar noticias que se salen de nuestra tónica habitual y, casi siempre, con una buena pizca de humor, curiosidades y entretenimiento.
El GPS, ese gran aliado que nos salva de vez en cuando mostrándonos nuestra posición actual y guiándonos hacia el lugar al que queremos ir. Ya sea en un sistema montado en un vehículo o utilizando el integrado en nuestro teléfono móvil, el principal problema del GPS es la precisión. En la actualidad, con una precisión de unos pocos metros, se trata de un sistema poco preciso si queremos implementarlo en un vehículo autónomo. Entonces, ¿de qué forma podemos mejorar esto?
La precisión ideal para poder controlar un vehículo autónomo y mantenerlo dentro del carril está entorno a los 8-10 centímetros. Y la solución para lograrlo es hacer uso del software de los vehículos, para conectar estos a una serie de estaciones en tierra que habría que instalar, para poder mejorar la precisión del sistema. Esto, además de ser muy útil donde existe la señal de GPS, ayudaría de una forma alucinante a mejorar esta señal casi inexistentes en zonas de baja cobertura, como los túneles por ejemplo. Desde luego, si queremos tener algún día vehículos autónomos, se debe mejorar mucho la precisión del sistema de localización GPS.
Cambiando de tema, hace unas semanas os hablamos de una serie de ilusiones ópticas. Quizá nunca habías visto una imagen así, pero más de una vez has visto la ilusión óptica más conocida: el arcoíris. Y te preguntarás, ¿cómo demonios se forma el arcoíris?
La explicación es simple. Cuando llueve y, a la vez, hace sol, los rayos de éste atraviesan las gotas de lluvia. Dentro de cada gota, el rayo rebota hasta cuatro veces con sus paredes, descomponiéndose en otros rayos con una longitud de onda distinta entre ellos. Esto provoca que cada rayo se vea de un color distinto, creando los 7 colores del arcoíris. Este fenómeno se conoce como la dispersión de la luz.
Para poder observarlo en su totalidad nos deberemos colocar con el sol a nuestra espalda, para así poder ver los rayos que salen de las gotas de agua, divisando al completo el fenómeno. Y si en ese momento podemos disponer de una buena cámara de fotos para inmortalizar el momento, mejor que mejor.
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