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Domingo en el sofá LXXII: el efecto Coanda y las tarjetas de memoria SD

Por fin la semana acaba y, como es habitual, en iPaderos lo hacemos con nuestro Domingo en el sofá, la sección donde podrás encontrar noticias que se salen de nuestra tónica habitual y, casi siempre, con una buena pizca de humor, curiosidades y entretenimiento.

El efecto Coanda… Quizá te suene a chino, aunque cuando te enteres de que es una de las razones por la que vuelan los aviones ya te irás interesando más en él. Para que se produzca necesitamos un fluído (ya sea aire o agua) y un sólido en el que debe impactar, y con este simple ejemplo lo vas a entender de forma fácil.

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Si quieres apagar una vela que tienes frente a ti, soplas y la corriente de aire apaga la llama. Si interpones una caja cuadrada y soplas, el aire rebota en las paredes de la caja y su dirección varía, dejando la vela encendida. Pero, ¿y si lo hacemos con una botella de vidrio? Si haces el experimento en casa verás como también consigues apagar la botella, y es que el efecto Coanda lo que consigue es que el fluido se pegue a las paredes del sólido en cuanto se encuentra con él. ¿Aun no lo has entendido?

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Ahora ya queda todo más claro. Ya sabes lo que es pero, ¿para qué se utiliza? Pues tanto en el mundo de la aeronáutica como en el del automovilismo, para canalizar la mayor cantidad de aire posible hacia los difusores de la forma en que los ingenieros consideran más eficaz, consiguiendo de esta forma agarre o velocidad punta en caso de un Fórmula 1, o el empuje necesario para despegar en el caso de un avión.

Cambiando radicalmente de tema, con la llegada al mercado de las cámaras de fotos digitales cada marca utilizaba un tipo de tarjeta de memoria: XD, SD, Compact Flash, y hasta más de 10 modelos distintos. Esto provocaba que, en caso de quedarnos sin memoria y necesitar tomar más fotografías, no podíamos tomar prestada la tarjeta de otra persona a menos que fuera el mismo modelo.

La tarjeta SD era pequeña y con gran capacidad interna, y eso fue lo que le permitió estar presente en la mayoría de dispositivos del mercado, ya sea para almacenamiento de fotos, música, vídeos, etcétera. Al estandarizarse, el precio disminuyó, por lo que al usuario no le molestaba tanto comprar más tarjetas para disponer de más almacenamiento.

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Con la llegada de las SDHC se incrementó la capacidad máxima de 2Gb a 32Gb, cifra que fue superada por la SDXC, llegando a los 2TB, que aunque todavía no se ha alcanzado, físicamente es posible. Por supuesto, todo esto se extiende a las MicroSD, contando con la clara ventaja del tamaño, consiguiendo que casi todo dispositivo móvil tenga ranura para este tipo de tarjetas. Y como cada día que pasa la calidad de los datos tomados es mayor, el poder tener una alta capacidad a un bajo coste es algo crucial para muchos.

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