Volvemos con nuestra sección dedicada a Steve Jobs. Historias curiosas y anécdotas sobre uno de los genios más grandes de la historia. Cortitas, entretenidas y cada dos semanas. Al igual que nuestra sección «No sólo Apple», todos los artículos se publican exactamente a las 9:41am, hora de California (pulsa aquí para saber por qué).
Los que me leéis a menudo sabéis que me gustan mucho los productos de Apple pero que le doy cera a Apple cuando hace cosas que no me gustan (algún ejemplo aquí, aquí y aquí). Sin embargo, el mero hecho de tener un blog de Apple me convierte inmediatamente para algunas en un descerebrado carente de objetividad y criterio propio. Un fanboy cegado por la manzanita que no es capaz de darse cuenta de lo muy bien que se vive fuera del jardín vallado. Hace años que dejé de entrar en estas discusiones estériles (habitualmente iOS vs Android, pero tiene otras vertientes como Mac vs Windows, Music vs Spotify o Apple vs Samsung) porque no sirven para nada. Y la mayoría de los que me insultan suelen pecar precisamente de lo que critican: pocas ganas de escuchar, muchas de encontrar adversarios donde no los hay y falta de empatía para entender que cada cual tiene sus gustos y es tan respetable que tengas un iPhone como un Samsung si el móvil te da un buen servicio para lo que lo usas.
Dicho todo esto, a mí no se me ocurriría en la vida hacer lo que este niño, que solía raparse el logo de Apple en la cabeza (entre otras cosas, porque mi alopecia incipiente haría que quedara bastante cutre). Y eso que pese a ser una monumental frikada, reconozco que no le queda tan mal como uno podría temer (abajo tienes la imagen):
Este fan acérrimo de Apple se llama Allen Paltrow y se hacía este pelado cada vez que Apple presentaba un nuevo sistema operativo. Este niño nos sirve para contaros una de las peculiaridades de Steve Jobs: leía todos los mails que le enviaban (y, como ya os hemos contado, después se acordaba de todos ellos). Esto es lo que contó Paltrow en Tumblr (aunque más tarde borró su cuenta) en 2011:
Mi vecino Brooke mencionó que Steve Jobs, aunque estaba siempre muy ocupado, siempre leía todos los mails que le mandaban a su dirección pública. Creo que yo tenía unos 12 años, y le mandé un mensaje muy entusiasta y lleno de errores gramaticales, incluyendo una foto de mi cabeza rapada.
Aparentemente, él reenvió el mail a Katie, la directora de Relaciones Públicas, y fui invitado a la inauguración del Cubo de la 5ª Avenida. Nunca podré agradecerles suficiente lo que hicieron. Este fue probablemente lo más fantástico que me ocurrió en la infancia.
Allen acudió a la inauguración de la tienda más famosa de Apple y tuvo la ocasión de encontrarse con Steve Jobs en persona. Y todo gracias a un obsesivo Jobs que leía todo lo que le mandaban.
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Vía: The Guardian | Imagen original: BI | Imágenes: beebom
