Pocas marcas han dejado una huella en el mundo de la tecnología digital como Nokia. Una empresa inicialmente orientada a otros campos (es la «Samsung» finlandesa: fabrican desde papel a electrodomésticos, motores, etc…) terminó convirtiendo los móviles en uno de sus principales mercados y en su gran debacle, con importantes consecuencias políticas.
Hasta el punto de que el primer ministro finlandés llegó a acusar a Apple de ser la causante de la crisis económica finesa. Esto, dicho así, puede sonar exagerado, y no es que lo justifique, pero hasta cierto punto es verdad. Nokia ha sido, como Samsung en Corea del Sur, uno de los principales puntales económicos del país. Y es que la historia de Finlandia es muy desconocida para los países del resto del mundo.
Nokia se fundó a finales del siglo XIX cuando Finlandia aún era parte del imperio ruso, y se dedicaban fundamentalmente a la producción de papel. Como les pasó a muchas empresas de la época, fueron diversificando sus negocios hasta el punto en que la compañía se convirtió en uno de los pilares del desarrollo económico del país nórdico. Finlandia, como estado, tiene relativamente poco tiempo de vida: se ha independizado y vuelto a Rusia varias veces. En todos esos vaivenes, sólo una constante permanecía a lo largo del tiempo, que era precisamente Nokia. Tanto por la industria papelera como por la tecnológica, Nokia ha sido uno de los más importantes soportes económicos del país, y la eliminación de Nokia del mercado móvil fue una puntilla que tocó de crisis al utópico país nórdico, único país junto con Grecia que ha llegado a la recesión en Europa en los últimos cinco o seis años. Pero, ¿hasta que punto puede ser importante una empresa para un país, al punto de llegar a acentuar una crisis?
El iPhone llegó en 2007, justo un año antes de que estallara la crisis de las sub-prime y de que a medio mundo financiero le estallaran en la cara sus malas artes bancarias. Prácticamente todo occidente resultó afectado, pero lógicamente, cada país de forma diferente. En Finlandia, Nokia constituye uno de las principales fuentes de ingresos del país, y cuando en 2010 ya era evidente que no podían competir con los smartphones, la empresa reaccionó demasiado tarde (como Blackberry), y no fueron capaces de adaptarse, en parte por orgullo, en parte por falta de visión, a lo que se les venía encima. No es que la empresa no pudiera estar preparada para ello: llevaban años vendiendo terminales táctiles y tenían un mercado de aplicaciones y programadores dispuestos a trabajar para la marca. Pero simplemente no fueron capaces de actualizarse. El problema es que a medida que iban vendiendo menos terminales, el país también se iba resintiendo y en el enlace que he indicado arriba, de 2012, la situación ya era bastante crítica. Evidentemente, no hablaban de que Apple, directamente, hubiera hundido su economía, sino que la aparición del iPhone fue el catalizador para su hundimiento, lo que en si mismo es cierto. Lo que llama la atención es que también acusaran al iPad de destruir la industria del papel, cosa que ya tiene menos sentido porque de hecho, el papel ya llevaba tiempo decayendo, y más que lo hará (o eso espero, para desgracia de los rubios del norte).
¿Y a qué viene todo esto? A que los ínclitos fineses vuelven a la carga… ¿Innovando? Vaya, pues no: Nokia presentará en el próximo MWC un nuevo terminal… Clon del otrora maravilloso… ¡Nokia 3310! Como lo leéis. ¿Cómo se os queda el cuerpo? Pues sí. Si hace unos meses anunciábamos que Microsoft (por cierto, salvadora de los platos de Nokia y al mismo tiempo martillo de su marca) había puesto a la venta un nuevo terminal con capacidades reducidas, ahora estos otros señores que se llaman igual pero no son lo mismo vuelven a la carga con otro cacharro de semejantes características… ¿A que es un follón de grandes dimensiones? Pues señoras y señores, esto es lo que hay. Estamos yendo hacia atrás como los cangrejos, y seguimos cometiendo los mismos errores una y otra vez. Ay, ay, ay… Nokia, quien te ha visto y quien te ve…