Todos sabemos que a Apple se le lleva copiando desde siempre. Es el sino de quien es creativo por encima de todo. Hoy día, hasta intentan copiar los iMac con unos burdos PCs gigantescos que pesan una tonelada, y que decir del iPad… Pero lo de Xiaomi ya llega a extremos sórdidos cuando ni siquiera admiten que copian, sino que se inspiran… Esto es lo que ha hecho Hugo Barra, VP de Xiaomi, en una reciente entrevista en la que nada menos que dice eso mismo: que ellos no copian, sólo se inspiran. Comprobadlo vosotros mismos a continuación «lo que se inspiran»:
A Lei Jun, CEO de la compañía, le cansa que le comparen con Steve Jobs (en este artículo, de hace dos años, tiene las santas narices de decir que «no hacen lo mismo que Apple»)… Cuando él mismo se ha comparado con él en múltiples ocasiones, directa o indirectamente, considerándolo su ídolo empresarial favorito. La obsesión de esta empresa con Apple es proverbial, y sin embargo, no copian: sólo se inspiran en los mejores productos para hacer los suyos. Consideran que las redondeces son sexis y que todos los teléfonos deberían terminar viéndose como un iPhone (y las tablets como el iPad, etc…). Eso está muy bien, amigo Barra, pero cuando uno copia total y descaradamente a otro, pues al menos debería admitirlo, ¿no? No pasa nada, por favor. Además, aquí los amigos del gigante asiático (Napoleón ya avisó de que no despertáramos al dragón) no tienen problemas legales para copiar y por eso, Apple no ha dicho ni esta boca es mía, porque se quiere llevar bien con el gobierno chino, pero… Ahora Samsung podría decir (por mucho menos): ¿por qué no demandas a Xiaomi y compañía? Porque ejemplos hay a patadas.
Mismamente, aquí tenemos otro caso: el Meizu MX5, que es clavado igualmente al iPhone con algunas pequeñas diferencias, es otro intento de otra empresa por lograr confundir a los clientes chinos para que compren su teléfono creyendo que están comprando un iPhone (sí, hay mucha gente que no mira lo que compra y como se parezca, le echa el guante antes que otro que sea muy diferente). En China es habitual copiar a otros sin reparo porque las leyes del país no impiden esta práctica, y es imposible llevar esto a los tribunales, tanto por la presión política y mediática como por la jurídica e industrial. Apple no se va a meter en ese tinglado porque no le conviene: quieren vender mucho allí y cualquier roce con el gobierno popular chino le vendría muy mal. Pero eso tampoco es justo para otras empresas, ¿no es cierto? Llevan años detrás de Samsung por infringimiento de patentes y diseños en todo el mundo cuando sus teléfonos e interfaces se parecen mucho menos a las de Apple que las desarrolladas por Xiaomi y su MUI, el sistema basado en Android que portan sus teléfonos y tablets.
Todo esto me lleva a la reflexión de que Apple va a dar por perdida la batalla en cuanto a estos movimientos de la competencia porque, seamos sinceros: cuando eres el mejor no puedes evitar que te copien. Dicen que la imitación es un halago, pero eso está muy bien en el mundo del artisterío: en el mundo empresarial, sobre todo a estos niveles, es una rémora. Con mercados tan saturados y concentrados, si no te diferencias de alguna forma estás fastidiado, y mucho. Apple hace esfuerzos continuos (con el coste económico que eso supone) de diferenciarse de los demás creando diseños mejores y más útiles, además de bonitos. Los demás simplemente llegan y copian, ahorrándose el trabajo y el esfuerzo económico. Y eso no es justo. Tanto uno como los otros lo van a seguir haciendo siempre, está en su ADN. Ahora nosotros, como usuarios, tenemos que posicionarnos en recompensar a los que se esfuerzan y generan novedad y creatividad o a los que simplemente es aprovechan del trabajo ajeno y viven de las rentas. Puede parecer baladí, pero al final, esto también es una cuestión moral y ética. Porque nadie se pregunta por qué un iPhone cuesta 500 dólares y un móvil Android cualquiera 200 o menos. Y deberían.
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