Los videojuegos suelen ser, normalmente, motivos de diversión y entretenimiento. Pero para algunas personas pasan a ser algo más, a veces incluso un trabajo… A jornada completa. En los casos más extremos, incluso pueden pasarse días enteros sin dormir sólo por estar conectados al juego, por diversos motivos. Y en ocasiones, ese tipo de comportamiento puede terminar en un mal asunto, sobre todo si el sujeto en cuestión lo hace habitualmente. ¿Es un problema del mundo digital en que vivimos o se trata de un asunto personal que todos «creemos» poder controlar?
Los orientales (sobre todo los coreanos y los japoneses) tienen cierta fama de ser unos «pirados» de los videojuegos. Algunos mitos urbanos incluso llegan a decir que jugadores coreanos literalmente pueden llegar a extremos «poco saludables» (sin meternos en más detalles) para aguantar días sin moverse del ordenador o la consola. Supongo que en occidente tenemos algo más respeto por nuestra propia existencia, aunque hay casos como el del jugador Brian Vigneault que recientemente fue encontrado muerto en su domicilio tras lo que se supone que debía ser una pausa de una sesión maratoniana (con la excusa de que era un evento benéfico) porque parece ser que llevaba cerca de 24 horas sin despegarse del ordenador, y tras hacerlo y no volver, algunos otros que estaban asistiendo al evento dieron la voz de alarma porque por lo que parece el jugador en cuestión no era de los que se ausentaba de su sitio habitualmente. Al final la policía lo encontró tendido en el suelo de su casa, tras lo que parecía haber sido un ataque cardiaco. Parece que era algo que hacía habitualmente y tantas y tantas horas de dormir mal y comer seguramente peor dieron lugar al fatídico desenlace.
¿Realmente vivimos en una sociedad digital que nos empuja a esto o es una decisión personal del individuo que le impulsa a tomar este tipo de comportamiento como normal? Siempre se ha especulado (supongo que es parte de la mentalidad humana convencional) que la tecnología podía llevarnos a situaciones extremas que generan comportamientos abusivos, soslayando el ya consabido problema de los defectos relacionales entre los individuos, como salir poco de casa, problemas relacionales con el mismo sexo o simplemente con todo individuo del planeta. Esto no incluye sólo a los juegos: diversos estudios afirman que los adolescentes sienten ansiedad si se les separa de las redes sociales durante un cierto espacio de tiempo. Pero, ¿realmente es la tecnología la que causa estos problemas o se trata de algo mucho más profundo, tal vez cultural o incluso genético?
Los humanos somos ciertamente gregarios, de eso no cabe duda, y excepto que el individuo concreto sea capaz de sustraerse a los impulsos de su entorno, medida de seguridad preventiva que en general suele funcionar, las personas solemos comportarnos de forma inconsciente haciendo uso de aquello que nos proporciona placer, a veces de forma impulsiva. Los videojuegos son realmente una fuente de placer importante para muchas personas. Particularmente reconozco que juego poco, y actualmente sólo presto atención a dos juegos, el Civilization (que es muy adictivo) y ArcheAge, un MMORPG también muy adictivo. Suelo desconectar de un juego en cuanto una especie de «click» suena, anunciándome que estoy lo suficientemente cansado como para seguir jugando, y me pongo a otra cosa que me despeje. Pero mucha gente no tiene ese «click» y sigue jugando, como el comedor compulsivo que no puede parar de comer. Se suele aducir que se trata de un problema nervioso o psicológico, pero tal vez esto no sea suficiente para explicar estos comportamientos tan extremos.
Apple también puede dar lugar a comportamientos compulsivos, aunque obviamente no tan potentes… El deseo que producen las marcas también tiene que ver con ese deseo de formar parte de algo mayor y de ser aceptados, aparte del ya mencionado del placer que produce consumir el producto. En concreto, Brian era un conocido jugador que subía vídeos a Youtube con sus partidas, además de participar en eventos en directo durante muchas horas seguidas sin descanso. Hay un cierto narcisismo en todo esto, claro, pero llevado al punto en que no podemos parar nuestra actividad por no dejar un partida larga a medias (en algunos juegos, un partida puede durar horas, aunque obviamente la mayoría de nosotros paramos cuando estamos cansados y continuamos en otro momento). Porque, ¿cuándo deja un juego de ser simplemente divertido a convertirse en una obsesión?.
Hay «pros» del medio que se ganan su sustento jugando a videojuegos o realizando vídeos sobre los mismos, pero intuyo que la mayoría de ellos, por no decir todos, son capaces de gestionar su tiempo con los juegos, precisamente porque es un trabajo. Cuando es una afición que se lleva más allá, como de hecho también pasa con Internet y las redes sociales, y no somos capaces de gestionar la adicción que nos producen, podemos llegar a situaciones extremas. Y aquí debemos contar también con cuestiones como el ciberbullying, que cada día se está acentuando más por parte de los medios. Porque, aunque ciertamente sea algo esporádico, es sintomático de nuestro mundo actual que se graben y se suban a las redes sociales los acosos, como si fueran un producto placentero para algunas personas. Y sinceramente, eso da algo de yuyu…
Al final, la solución a todo esto no pasa por prohibir, sino por la educación. Sin embargo, la educación, como ya vimos en otro artículo, es poco menos que papel mojado. Tal vez enseñar a las personas a conocerse a si mismas y a gestionar su tiempo y sus propios recursos en vez de algunas cosas que se enseñan hoy día y que ciertamente a la mayoría no les sirven de gran cosa sería una buena idea para ayudar a lidiar en el complejo mundo actual. Vivimos en una sociedad altamente tecnificada con una cantidad tan abrumadamente grande de información que nuestra mente simplemente no puede procesarla, y si no tenemos las herramientas para realizar esa gestión de forma eficiente, terminan pasando cosas como estas. Lamentablemente este tipo de noticias se van a seguir produciendo, pero todos podemos poner de nuestra parte para usar mejor y de forma más segura la tecnología. O al menos eso deberíamos estar haciendo…