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No sólo Apple LIV: Microsoft y la innovación

Puede resultar sorprendente, pero Microsoft, una empresa con fama de puntera, siempre ha tenido sus más y sus menos con el destino. Es habitual que produzcan internamente un montón de productos de los que luego sólo sacan al mercado una mínima parte. Es bastante normal en este mercado, pero en el caso de los de Redmond puede llegar a ser incluso una cuestión de principios.

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De hecho, un caso relativamente conocido del que ya hicimos mención fue la que se considera «primera tablet de la historia«, producto que prácticamente no llegó a salir al mercado y que tuvo tan poca publicidad y apoyo por parte de la propia empresa que es totalmente lógico que el iPad le comiera el pastel años más tarde.

Existe una organización interna en Microsoft que se llama Microsoft Research (ahora llamado «Innovation Center»). Esta mega-sección de la empresa se dedica a realizar el bruto del I+D+I de la empresa. Es el laboratorio de científicos locos. De ahí han llegado a salir inventos como mesas inteligentes y el propio Origami que mencionaba en el artículo arriba indicado y que sería el predecesor de toda tableta existente en el mundo. También muchos productos de software han salido de sus instalaciones, así como piezas destacables de periféricos. Recordemos que Microsoft se fundó con la idea de desarrollar lenguajes de programación para la primitiva y floreciente industria del PC de finales de los setenta. En realidad lo de floreciente sólo lo veían locos como Gates y Jobs, pero se terminó demostrando que estaban en lo cierto. Como fruto de dicha función, múltiples lenguajes fueron apareciendo en el seno de la empresa (esos fueron productos originales, porque el MS-DOS fue una compra a una pequeña tienda de Seattle que MS vendió a IBM como propio; el producto que catapultó a la fama a la compañía ni siquiera era suyo). El primer BASIC para ordenadores fue suyo, así como un número de compiladores para lenguajes como C y Pascal, y muchos primeros entornos profesionales para el DOS salieron de sus manos.

Todo esto viene porque en este artículo en Thurrott hablan precisamente de esa evolución que terminaría desembocando en el ahora conocido como Visual Studio, que comenzó su evolución en los 90 pero que era obviamente heredero de los entornos anteriores como Microsoft C, que proporcionaba herramientas casi de ciencia ficción en los ochenta para los programadores. Naturalmente, otras compañías como Borland también luchaban por hacerse un hueco en ese mercado (la verdad, dan para otro artículo para ellos solos: su capacidad de elevarse a lo más alto y caer en el más profundo de los agujeros en una década es para ser estudiado como caso de mercado). Borland Pascal, Delphi y Borland C++ eran entornos muy populares en los noventa y principios de este siglo, presentando batalla a Microsoft donde más les dolía. Se suele decir que la superioridad técnica y la buena mano que jugó Microsoft con Visual Basic les dio la victoria, pero en realidad a eso habría que sumar una serie de fallos estratégicos de Borland que les llevó a la derrota. Hoy día ya no existen, y sus productos han sido continuados por otras empresas con relativamente mala suerte. Pero sí hay que reconocerle una cosa a Microsoft: Visual Basic fue una bomba en la línea de flotación de las empresas de programación. Y cayó tan pesada que de hecho, redefinió todo lo que era el concepto de «programar» en un entorno gráfico. A pesar de que, en realidad, era de inferior calidad a otros productos, pero eso nunca fue un obstáculo para los chicos de Gates.

El artículo hace una interesante aproximación a la aparición de .NET como el entorno base de desarrollo de la empresa. Hasta Windows 8, era estratégico, pero no estaba integrado en el sistema. A partir de Windows 8, con la necesaria aparición de la tienda de aplicaciones (al menos cinco años más tarde que su equivalente en Mac, y habiendo soluciones alternativas que desarrolladores independientes habían intentado sin mucho éxito debido a la propia dinámica de Windows, lo que también da para un artículo para el tema), la estrategia hizo que todo girara alrededor del concepto de la app universal: la misma app debía funcionar en todos los dispositivos posibles, y para eso .NET era imprescindible. Microsoft .NET, como tal entorno, es impresionante: nacido como respuesta a Java, no sólo lo mejoraba (prueba de ello es que miles de desarrolladores de Java se pasaron en poco tiempo al nuevo sistema, o por ejemplo que el IIS, el servidor web más denostado de la historia, se convirtiera en un favorito para desarrollar, llevando los servidores Windows a darle una patada muy fuerte al Apache, llegando a robarle el 50% del mercado), sino Java ha llegado a estar al lastre de .NET copiando muchas de sus funcionalidades, aunque la verdad, para lo que han hecho se podían haber estado quietos. Y Visual Studio fue clave en ese sentido: es hoy por hoy el entorno de desarrollo de más calidad del mercado sin duda alguna, pero para todo tipo de entornos: Windows, Android, Web, e incluso el desarrollo en iOS es muy cómodo y factible (aunque con ciertos puentes con Xcode, necesariamente lógicos debido a la arquitectura de Apple). He incluso Mac.

Desde aquí he criticado mucho a Microsoft cuando se lo ha merecido (por desgracia, a menudo), pero cuando aciertan hay que decirlo igual de claro. Es una empresa de luces y sombras que tiene un concepto de la innovación un poco extraño, dejando inventos brillantes en la recámara hasta el punto de no poder sacarlos después, y presentando sin embargo otras cosas como el impertérrito «Microsoft BOB» que no tenían por donde cogerse. A mi personalmente lo que más me llama la atención es el hecho de que inexorablemente en ocasiones no parecían tener una estrategia con muchos productos. Sin embargo, los entornos de programación han sido siempre la niña mimada de Redmond y al mismo tiempo, los más desconocidos por todos fuera de su mercado natural. Ojalá aplicaran esa misma filosofía de calidad al resto de sus productos. Ganaríamos todos y otros como Apple temblarían. Por suerte para ellos, no es así.

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