Posiblemente algunos habréis visto esta película de los noventa, un bio-pic protagonizado por los que fueron los dos grandes iconos de los ochenta Bill Gates y Steve Jobs. Junto con sus compañeros de viaje Paul Allen y Steve Wozniak, respectivamente, dieron lugar de una forma notoria a una era de informática personal inexistente previamente y modelaron, de una manera que sólo ahora podemos racionalizar de forma clara y precisa, a una época de desarrollo digital que antes sólo pudo soñarse. Esta película describe, de forma dramatizada, como fueron esos primeros años.
El filme, basado en la novela Fire in the Valley, de los escritores Paul Freiberger y Michael Swaine, describe los diez primeros años de esa incipiente industria informática que era inexistente cuando estos cuatro rufianes recién salidos de la universidad (sólo uno la terminó, Wozniak) decidieron, en parejas, reinventar la realidad a su propia visión. Se describen los primeros años de ambas empresas, cuando Microsoft nació en Albuquerque para intentar dar salida a un lenguaje de programación para el primer ordenador personal (por llamarlo así) y Apple surgió para poder montar cajas de madera que parecía un teclado de máquina de escribir conectado a una televisión. Pero sobre todo, se centran mucho en como a partir de entonces, las incipientes empresas comenzaban a crecer, cada una a su manera y ritmo, pero como chocaron inevitablemente en un momento dado. Sí, ese choque de trenes llamado Macintosh vs. Windows.
Se describen muchos momentos, algunos técnicos y otros graciosos, de la vida de estos sujetos: las andanzas de Gates con la autoridad (podéis buscar las fotos detenido por la policía), la pertinaz insistencia de Jobs por la perfección total y absoluta, su mala leche, la frialdad de Bill para tratar incluso con las más altas esferas como IBM… Precisamente ese es uno de mis capítulos favoritos de la historia. La película narra como tres jóvenes, Gates, Allen y Ballmer (sí, amiguitos, este ya daba tumbos por ahí: se conocieron en la universidad y desde entonces ya no se soltó de la vera de Gates nunca más) fueron a reunirse con la que ya entonces era la empresa de informática más importante de todos los tiempos, IBM, de la cual sabían que estaban desarrollando un ordenador personal (no es que fuera un proyecto demasiado secreto, a decir verdad), y que en su mano estaba el conseguir vender un sistema operativo a dicha empresa que pudiera servir de sistema de carga de dicho ordenador. Pero no tenían ni sistema ni forma de llegar a vender la idea a IBM. Así que si no tienes algo, invéntatelo.
Compraron un software desarrollado por un programador de Seattle que servía de sistema de carga para la gama de procesadores que precisamente estaba empleando IBM para su PC y se dirigieron a la costa este para endosar “la idea” a los señores de azul. La brillante idea (que se demostraría como una forma espectacular de hacer negocios) era no vender el software a su vez a IBM, cosa en la que además no estaban interesados, si no en licenciar dicho software, para generar los correspondientes royalties por unidad vendida. De esta manera, Microsoft ganaría dinero por cada PC vendido sin tener que hacer nada más. Y lo consiguieron: tras participar en la puja con otros desarrolladores, se llevaron el gato al agua, y lograron el negocio más lucrativo de la historia moderna después de las farmacéuticas y la venta de armas. Por su lado, Jobs estaba totalmente obsesionado con la creación del ordenador perfecto, y Gates también volvió en este caso a demostrar su vena para los negocios viendo como podía tomar partido de la creación de otros para subirse al carro de los beneficios, desarrollando una versión del sistema del Mac (que entonces no se llamaba así) para PC: Windows.
Jobs y Wozniak tomaron una idea de Xerox y su ordenador Alto, el primero realmente con interfaz gráfica, ratón y ventanas. El único problema de ese ordenador es que… No tenían intención de venderlo. Jobs vio que era la oportunidad de reflejar ese espíritu creativo de forma comercial, y de ahí su empeño, casi maniático, por lograr el primero ordenador con interfaz gráfica. Meses y meses de trabajo, trabajadores despedidos, reuniones interminables en las que todos sudaban la gota gorda… Pero Apple estaba más interesada en vender el Apple II y Jobs, que era el empleado número 1 pero no tenía control sobre la compañía, sentía la presión de que no parecía que su idea fuera a llegar a materializarse en algún momento. El momento culmen llegó cuando Jobs se enteró de que Microsoft estaba desarrollando una interfaz gráfica para PC, “robándole” la idea de ser el primero en implementarlo. Entrecomillo “robándole” porque se ha argüido siempre que en realidad Jobs “robó” la idea de Xerox, pero todo esto es muy discutible. Mientras que Jobs pudo ver en funcionamiento el Alto y pensó en hacer lo mismo a su manera, Gates hizo básicamente lo mismo, pero con algunas malas artes que se han ocultado siempre cuando se ha contado la historia, como contratando a ingenieros de Apple para desarrollar Windows. Esto fue lo que realmente indignó a Jobs, que veía como Gates desangraba su proyecto para su propio beneficio. Otro de los puntos que más me gusta de la película es cuando se dramatiza el momento en que Jobs llama a Gates a una reunión en su despacho y le echa la bronca del siglo por lo que estaba pasando. Gates le prometió de todas las formas posibles que no estaba haciéndole la competencia con Windows y que no iba a meterse con el Macintosh en absoluto. El tiempo le dio la razón a Jobs sobre desconfiar de Gates, ya que hizo todo lo contrario. Esa escena, además, denotaba el respeto de Gates a Jobs y la jerarquía que ambos ocupaban en ese momento en la industria. Afortunadamente el Macintosh salió al mercado y fue un éxito, pero desde entonces, la relación de ambos quedó totalmente rota, algunos dicen que para siempre.
El momento final de la película es cuanto menos mi favorito. 1997. Regreso de Jobs a Apple. Todo el mundo expectante por lo que tenía que decir, por como iba a reflotar una gran empresa hundida. Momentos de tensión. Una pantalla grande encima de Steve y este, presentando a alguien que según él, era fundamental para el resurgimiento de Apple. Y entonces, el rostro de Bill Gates aparece en la pantalla sobre Jobs ante la estupefacción de los presentes. En efecto, Gates había adquirido una buena cantidad de acciones de Apple y estaba comprometido con el resurgimiento de la manzana. De hecho, fue fundamental para que esto ocurriera, y que Jobs pudiera llevar a esa empresa en quiebra a lo que es hoy día, de hecho, mucho más importante a varios niveles que la propia Microsoft. ¿La venganza del tiempo? Quien sabe. Lo que si os recomiendo es que si podéis conseguir una copia de esta película lo hagáis y disfrutéis de su más o menos hora y media de lección de historia informática. De hecho, creo que desde el punto de vista de bio-pic es bastante mejor película que algunas de las actuales sobre el mismo tema y sobre Jobs, ya que del resto parecen haberse olvidad. Aunque seguramente, es la figura más interesante de todo este circo.