Como seguramente sabréis, WeChat es la red social más importante de China. Una mezcla de Facebook y WhatsApp a la oriental, ya que de hecho en ese país el acceso a redes sociales y medios externos, aunque no totalmente bloqueada, es muy despreciada en general por el público debido a las políticas gubernamentales. Pues bien, el gigante de los RRSS asiático lanza un órdago a Apple (y por extensión a Google) con una tienda propia de aplicaciones.
No es una tienda propiamente dicha: sin descargar ninguna aplicación en específico, esta aplicación es una “super-aplicación” (aunque ellos, supongo que irónicamente, lo llaman “Xiaochengxu”, o “mini-programa” en Chino) que llegará a contener multitud de aplicaciones que los usuarios podrán usar directamente, sin necesidad de descargarse nada: gestión de compras, calendario, citas y otras funciones cotidianas que generalmente solemos ejercitar con múltiples aplicaciones que los señores de WeChat han considerado que pueden perfectamente estar en una sola app para comodidad del usuario. Pero, ¿seguro que es una buena idea?
Las “super-aplicaciones”, generalmente, no han sido una buena idea nunca. El caso más clásico del que podemos aprender es “Microsoft Bob”, una aplicación que publicó Microsoft al sacar al mercado Windows 95 que tenía como función principal, facilitar el acceso a las funciones del sistema a las personas con menos conocimientos y a los niños. La idea podía pasar por ser aparentemente correcta, pero por supuesto fue un fracaso. Era tan limitante y de funcionamiento tan extraño (fue de las primeras veces que comenzó a implementarse un modelo de “espacio cerrado” para interactuar con las máquinas) que nadie lo aceptó, y quedó relegado al baúl de los recursos digitales. Remontándonos más atrás, incluso, podemos recordar el fracaso que supuso en la época (estamos hablando de mediados de los años 60) el proyecto “Multics”, que fue un ambicioso sistema operativo en el que de alguna forma se intentaba hacer un “todo-en-uno” y que aunque tuvo varias implementaciones, simplemente fue olvidado. Como reacción al proyecto apareció Unix, que era la visión más simplista y modular que los señores de AT&T Thompson y Ritchie (del que ya hablamos hace tiempo) implementaron y que terminó siendo, aparentemente, la opción correcta.
Pero más allá del concepto de “super-aplicación”, el problema fundamental es si realmente el público quiere un “todo-en-uno” para el móvil, o para cualquier otra cosa a decir verdad. Cuando Apple publicó su App Store, supuso una sublevación al concepto informático tradicional de adquisición y uso de aplicaciones: en un sólo lugar podías encontrar las cosas que necesitabas para tu aparato. Y aquí la claves es “las cosas”. Uno de los éxitos de iOS y la App Store es que podías tener una multiplicidad de apps que tú podías elegir para hacer la función que más te gustara y de la forma que más se adaptara a tu forma de vida y de ser. WeChat destruye ambas cosas en una sola aplicación: por un lado, no te deja elegir nada (ellos te pondrás las apps que ellos quieran y serán las que podrás usar), y sólo podrás usar las cosas como ellos quieran, con la función que te pongan y tu no podrás hacer nada al respecto. Ellos están llegando a acuerdos con grandes empresas chinas de servicios que ofrecerán su negocio por medio de dicha plataforma. Naturalmente, los usuarios chinos parecen no estar muy por la labor, y ciertamente muchos están en desacuerdo con algo que obviamente ni siquiera te da una mínima capacidad de elección.
Si a esto le añadimos que ya de por sí WeChat ocupa, como la pasa a Facebook o WhatsApp, un montón de espacio en los móviles y sabiendo que estas apps no son precisamente muy eficientes, añadir un “super-sistema” a la misma no será, técnicamente, ni fácil de implementar ni una buena idea a la hora de hacerlo correr en el teléfono. Intuyo, no obstante, que será un desarrollo basado en web, es decir, no nativo, lo que aligerará mucho el rendimiento, pero al mismo tiempo probablemente no estará disponible sin conexión a la red. En definitiva, es probablemente una mala ida de los señores de WeChat que el tiempo se encargará de poner en su sitio. La generación móvil no es tan “obediente” como las anteriores y probablemente eso suponga un buen batacazo para la compañía china.